Santiago (Viernes, 13-09-2013, Gaudium Press) En la capital chilena, bajo el lema «Estuve enfermo y me visitaste» (Mt 25) se dio inicio a un tiempo de especial preocupación por quienes sufren a causa de alguna enfermedad. En exte contexto, las autordidades eclesiales hicieron un llamado a los agentes pastorales, laicos y las familias, para que visiten a los enfermos de las distintas comunidades y centros de salud de la ciudad, para entregarles compañía y atención, pero por sobre todo, a Jesucristo en la oración y los sacramentos.
Mons. Francisco Javier Stegmeier |
Con el fin de preparar a los visitantes, la Pastoral Social de la Arquidiócesis realizó una charla titulada «Bioética, un grito en favor de la dignidad humana», dictada por el académico de la Universidad Finis Terrae, Gonzalo Quivira, en las dependencias de la Vicaría.
«La charla fue estupenda, uno siempre necesita saber más cosas para ir asistiendo al enfermo y ayudar a sus familias en el ámbito espiritual. Cuando alguien de la familia se enferma, las personas sienten que Dios los castiga, por eso es importante acompañarlos espiritualmente», expresó Luisa Honorato, voluntaria en el Instituto Nacional del Cáncer, tras haber asistido a la ponencia.
Renovar el compromiso con los hermanos que sufren
Al sur de Chile, en tanto, el Hospital local de Villarrica recibió esta semana la visita de su obispo diocesano, monseñor Francisco Javier Stegmeier, quien compartió un mensaje de ánimo y esperanza con doctores, enfermeras y funcionarios del centro asistencial.
Además, el pastor reconoció el esfuerzo de los profesionales de la salud en brindar diariamente una mejor atención a los enfermos que concurren al sistema de salud pública y los invitó a renovar su compromiso con los hermanos que sufren.
Tras el encuentro en el auditorium, el prelado recorrió el área de hospitalizados, visitando a los pacientes y sus familias. En cada sala, el obispo otorgó una bendición especial y animó a los pacientes a vivir con fe y esperanza el tránsito de la enfermedad, «entregándose a las manos del Señor y apoyados en su voluntad».
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