Roma (Miércoles, 18-09-2013, Gaudium Press) Con motivo del 25º aniversario de la publicación de la Carta Apostólica ‘Mulieris dignitatem’ del beato Juan Pablo II, que habla sobre la dignidad y vocación de la mujer, el Pontificio Consejo para los Laicos, desde la Sección Mujer, realizará el Seminario «Dios confía el ser humano a la mujer».
El evento, que ocurrirá del 10 al 11 de octubre, propone el estudio del documento que fue divulgado el 15 de agosto de 1988, durante la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María.
«Serán días intensos de reflexión sobre el particular rol de las mujeres en la salvaguardia de lo humano que resultarán en mayor compromiso de quienes participen por dar su contribución en los diferentes ámbitos», destaca el dicasterio vaticano en comunicación emitida en su página web.
En este sentido, como continúa, el seminario analizará los cambios históricos que ha tenido la imagen de la mujer y reflexionará «si estos cambios han significado una renuncia de las mujeres a su rol», así como «en el rol de la mujer en la construcción de la civilización del amor».
Durante el seminario también habrá espacio para el intercambio de ideas y debate, y se plantearán algunas propuestas para desarrollar «una nueva civilización del amor».
Los organizadores de este encuentro esperan que el evento pueda también hacer eco de la invitación que el Santo Padre Francisco hizo a todos los fieles católicos y personas de buena voluntad durante la Misa de inicio de su pontificado cuando llamó a todos a ser ‘custodios’ de la creación.
La dignidad de la mujer y el orden del amor
Precisamente el Beato Juan Pablo II en la Carta Apostólica hace referencia a la dignidad de la mujer y el orden del amor. En ‘Mulieris dignitamen’ el Pontífice dice: «Sobre el fundamento del designio eterno de Dios, la mujer es aquella en quien el orden del amor en el mundo creado de las personas halla un terreno para su primera raíz. El orden del amor pertenece a la vida íntima de Dios mismo, a la vida trinitaria. En la vida íntima de Dios, el Espíritu Santo es la hipóstasis personal del amor. Mediante el Espíritu, Don increado, el amor se convierte en un don para las personas creadas. El amor, que viene de Dios, se comunica a las criaturas: ‘El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado’ (Rom 5, 5)».
Más adelante, también se refiere a la vocación de la mujer, aquella que Dios le confió; el cuidado del ser humano: «La fuerza moral de la mujer, su fuerza espiritual, se une a la conciencia de que Dios le confía de un modo especial el hombre, es decir, el ser humano. Naturalmente, cada hombre es confiado por Dios a todos y cada uno. Sin embargo, esta entrega se refiere especialmente a la mujer -sobre todo en razón de su femineidad- y ello decide principalmente su vocación».
Con información del Pontificio Consejo para los Laicos.
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