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Iglesia en Nápoles, Italia, verifica repetición del milagro de la sangre de San Jenaro

Nápoles (Viernes, 20-09-2013, Gaudium Press) «Se repitió a las 9 40 horas el prodigio de la disolución de la sangre de San Jenaro. El anuncio fue hecho a los fieles en oración en la Catedral de Nápoles por el Cardenal Crescenzio Sepe». Estas son la palabras del reporte oficial de la Arquidiócesis de Nápoles con respecto a la repetición del milagro de la sangre del Santo Obispo mártir, suceso que se lleva a cabo de forma ininterrumpida desde 1389. Los fieles consideran que la no ocurrencia del portento presagiaría una tragedia sobre la ciudad, creencia que no es oficial de la Iglesia.

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La reliquia es venerada por los fieles, a quienes es impuesta sobre la cabeza.

La reliquia es expuesta a la veneración de los fieles en tres ocasiones al año: el día de la fiesta litúrgica del Santo (conmemoración de su martirio), el 19 de septiembre; el sábado anterior al primer domingo de mayo, y el día 16 de diciembre. El milagro de la sangre del Santo, conservada en una ampolla de cristal en un relicario especial, no siempre ocurre de la misma manera, variando en ocasiones su peso o volumen, y siempre es precedida por las oraciones de los fieles . Según informó la Agencia Zenit, a la misma hora de la licuefacción el Santuario de San Jenaro en la Solfatara de Pozzuoli reportó la repetición del enrojecimiento de la piedra sobre la cual el Santo Obispo fue decapitado.

El martirio es real aún hoy

En su homilía por la fiesta de San Jenaro, el Cardenal Crescenzio Sepe, Arzobispo de Nápoles, afirmó que el martirio es una realidad aún actual para la Iglesia. «Ocurrió en los primeros siglos de la Iglesia , ha continuado a lo largo de la historia de dos mil años de cristianismo y continúa en la actualidad , como se manifiesta en tantos episodios de persecución en curso en muchas partes del mundo», explicó el purpurado, quien recordó la advertencia de Jesucristo: «Si a Mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros», porque «el siervo no es mayor que su señor».

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El busto en plata que representa al Santo Obispo conserva en su interior la reliquia de su cabeza.

El Card. Sepe afirmó que existe una relación muy estrecha entre la sangre del Santo Obispo y la ciudad de Nápoles: «Su testimonio heroico de amor, hasta el derramamiento de la sangre, aún sacude nuestra fe y nos anima a darnos cuenta de la esperanza que habita en nosotros y que ningún poder de este mundo puede robar o erradicar de nuestros corazones». La reiteración del milagro debe motivar la renovación de la fe en Jesucristo, explicó el Arzobispo, y debe recordar la esperanza en la resurrección.

«Fue esta la fe que animó a San Jenaro y que debe ser nuestra razón de ser cristianos», agregó el Cardenal. «Las almas de los justos – leemos en el libro de la Sabiduría – están en manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno … Aunque a los ojos de los hombres estuvieran castigados, su esperanza está llena de inmortalidad». El Arzobispo concluyó su homilía invocando la protección de Dios sobre la ciudad y el florecimiento de la justicia, la legalidad, la solidaridad, la caridad y el amor fraternal en sus habitantes.

San Jenaro vivió en Italia en el siglo III y fue Obispo de Benevento. Durante la persecución del emperador Diocleciano, San Jenaro fue arrojado a las llamas en un horno del cual salió milagrosamente ileso, sin que sus ropas se afectaran por la acción del fuego. Al fracasar en este intento, fue llevado al anfiteatro para que las fieras lo devoraran, pero los animales se echaron a sus pies sin atacarlo. Por este motivo fue llevado junto con otros cristianos a la Plaza Vulcana, donde fueron decapitados.

Con información de Arquidiócesis de Nápoles y Agencia Zenit.

 

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