Brasilia (Jueves, 26-09-2013, Gaudium Press) «El mes de septiembre nos recuerda la necesidad de escuchar la voluntad de Dios registrada en su Palabra, siempre nueva y provocadora. Ella, que iluminó la caminata de la JMJ, continúa convocando: ‘Id y haced discípulos entre todas las naciones’ (Mt 28)».
Esas fueron las primeras palabras de Mons. Eduardo Pinheiro da Silva, presidente de la Comisión Episcopal Pastoral para la Juventud de la CNBB, en su más reciente artículo, tratando sobre los impactos causados por la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en los jóvenes brasileños.
Mons. Eduardo Pinheiro |
Mons. Eduardo afirmó que debemos ayudar a los jóvenes a entender las palabras contenidas en las profecías de Isaías, «Heme aquí, envíame», haciéndolos escuchar «su belleza y profundidad» para que vivan en la alegría y en la generosidad.
Remitiendo al entusiasmo de los jóvenes con la Palabra de Dios, el Obispo referencial para la juventud dijo que «debemos evaluarnos si somos, realmente, Palabra de Dios para ellos y si estamos propiciándoles condiciones para esto», pues, según el Obispo, «la admiración y la obediencia a la Palabra dependen de su buena escucha, capaz de entusiasmar, convertir, edificar, promover, construir».
«¡Vean al Papa Francisco! Él nos ha alegrado el corazón con el redescubrimiento de la Palabra de Dios que se transforma en cultura de la acogida y la solidaridad. Su mensaje está escrito en sus miradas, gestos, sorpresas de quien se deja inundar por la fuerza del amor divino», explicó, usando como ejemplo al Santo Padre.
Para Mons. Eduardo, después de la Jornada en Río de Janeiro, nuestros jóvenes todavía están «volviendo a casa», llevando la «esperanza de nuevo» con entusiasmo y el deseo «de dar más de sí» para hacer la diferencia en los espacios eclesiales y sociales.
El Obispo cree que el ardor misionero provocado en la juventud en los últimos tiempos precisa encontrar nuevas personas, motivaciones, estructuras, proyectos y ocasiones propicias para su desarrollo, resaltando la proximidad del Día Nacional de la Juventud (DNJ), que «carga en su provocación bíblica un incentivo más misionero».
«Vamos a empeñarnos en hacer resonar en nuestras ‘casas’ esta voz juvenil que ganó destaque en estos últimos tiempos», enfatizó.
El referencial para la juventud también aconsejó a las realidades regionales, diocesanas, parroquiales, comunitarias y pastorales juveniles la promoción de eventos como reuniones, encuentros y asambleas para tratar acerca del asunto juventud.
«Permanezcamos unidos en la Palabra de Dios que nos llama, nos consagra, nos capacita, nos envía a los jóvenes para amarlos y servirlos con el corazón de pastores y pastoras de Jesucristo», concluyó Mons. Eduardo. (LMI)
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