Ciudad del Vaticano (Martes, 08-10-2013, Gaudium Press) Durante la Santa Misa celebrada en la mañana de este lunes 07, en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco exhortó a los fieles diciendo que «dejemos que Dios escriba nuestra vida».
El Santo Padre centró su reflexión en la homilía con base en las figuras de Jonás y del Buen Samaritano:
«Jonás sirvió al Señor, rezó mucho e hizo el bien, pero cuando el Señor lo llamó, él huyó. Él tenía su historia ya escrita y no quería ser incomodado. El Señor lo envió a Nínive y él tomó un navío para España, huyendo del Señor», dijo el Papa.
Para el Papa Francisco, «¡todos podemos huir de Dios! No escuchar a Dios, no sentir en el corazón su propuesta, su invitación», es una tentación cotidiana.
«Se puede huir directamente o de otras maneras, un poco más educadas, más sofisticadas», explicó.
El Santo Padre citó el episodio de un sacerdote bien vestido, que pasaba por la calle, cuando vio a un hombre moribundo, tirado en el piso. «Él miró y pensó ‘voy a llegar tarde para la misa’ y continuó su camino», pues «No oyó la voz de Dios, allí».
Luego en seguida, fue la vez del levita pasar e ignorar, temiendo que el hombre fuese muerto y él fuese obligado a testimoniar delante del juez. «Él también huyó de la voz de Dios», agregando que «solamente tuvo la capacidad de entender la voz de Dios aquel que huía constantemente de él: el pecador, el samaritano, que incluso alejado de Dios, oyó su voz y se acercó».
Ya el samaritano, «no era acostumbrado a prácticas religiosas, a la vida moral», pero sin embargo, había entendido que Dios lo llamaba y no huyó. «Se acercó, curó sus heridas con óleo y vino, colocó al hombre en su caballo, lo llevó a su albergue y cuidó de él. Perdió toda su noche».
«El sacerdote llegó a tiempo para la Santa Misa; el levita tuvo un día tranquilo y no tuvo que ir al juez… ¿y por qué Jonás huyó de Dios? ¿Por qué el sacerdote huyó de Dios? ¿Por qué el levita huyó de Dios?», se preguntó el Papa. «Porque sus corazones estaban cerrados, no podían oír la voz de Dios. Al contrario, un samaritano que pasaba, ‘vio y tuvo compasión’: tenía el corazón abierto, era humano».
Según el Papa Francisco, «Jonás tenía un proyecto en su vida: quería escribir su historia, así como el sacerdote y el levita». Ya el pecador, a su vez, «dejó que Dios la escribiese: cambió todo aquella noche, porque el Señor le llevó aquel pobre hombre, herido y tirado en la calle».
«¿Nosotros dejamos que nuestra vida sea escrita por Dios o queremos nosotros escribirla? ¿Somos dóciles a la Palabra de Dios? ¿Tenemos capacidad para encontrar la Palabra de Dios en la historia todos los días, o dejamos que la sorpresa del Señor nos hable?», preguntó el Papa a los fieles.
Finalizando, el Santo Padre pidió para que podamos oír la voz del Señor, que nos dice «¡Ve y haz así!». (LMI)
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