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Manila (Martes, 22-10-2013, Gaudium Press) «La devoción popular es la forma más pura de inculturación porque viene de abajo hacia arriba», expresó el sacerdote y teólogo jesuita Catalino Arevalo como ponente en la Conferencia sobre Nueva Evangelización en Filipinas, a la cual asisitieron numerosos delegados de la Iglesia en Asia. El P. Arevalo elogió prácticas como el rezo del Santo Rosario, las peregrinaciones para venerar imágenes religiosas y las novenas.
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| Millones de devotos toman parte en la clebración de la Fiesta del Nazareno Negro, en Quiapo, Filipinas. Foto: Herman Lumanog |
Su ponencia «Devociones Populares y la Nueva Evangelización» fue impartida el día 17 de octubre y recordó las multitudinarias manifestaciones de fe, de gran tradición en Filipinas, como las peregrinaciones a Nuestra Señora de Manaoag, la fiesta de Nuestra Señora de Peñafrancia en Naga y la devoción al Santo Niño, a quien se venera especialmente en la ciudad de Cebú.
El P. Arevalo explicó que existe en Filipinas una tendencia cultural a menospreciar esas prácticas populares por considerarlas «inferiores», fruto también de la presión secularista proveniente de culturas extranjeras. El teólogo pidió no menospreciar la identidad filipina, profundamente católica: «Cuando se trata de nosotros, es de baja categoría, huele mal. No miramos con respeto lo que es nuestro», explicó.
Participar de la experiencia de fe popular
Al interior de la Iglesia, el ponente denunció una espiritualidad «pseudo intelectualista, grandemente importada e irrelevante» que ha penetrado en algunas personas y, lamentablemente, en un sector del clero y los religiosos. «La devoción al Sagrado Corazón no está decayendo entre la gente común de Filipinas», alertó el sacerdote ante los miles de participantes. «Sólo está decayendo entre los religiosos y los presbíteros».
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| El tradicional traslado de Nuestra Señora de Peñafrancia, en Filipinas. La venerada imagen es llevada a la Catedral de Naga, para regresar a asu Santuario en una procesión fluvial. |
Para solucionar este problema, el ponente pidió mantener la cercanía con el pueblo católico y permitirse participar en esas expresiones de fe. «Se requiere oración sostenida y reflexión para vivir esa experiencia», destacó. Como ejemplo de este proceso propuso a Mons. Clem Ignacio, quien es Rector de la Basílica Menor del Nazareno Negro en Quiapo y quien asumió este cargo con algún escepticismo. Pasado un tiempo, Mons. Ignacio adquirió una devoción profunda a esta venerada representación de Cristo al participar de la experiencia de fe de sus feligreses.
La Encíclica Evangelii Nuntiandi del Papa Pablo VI habla con claridad de la piedad popular, que tiene límites y puede generar deformaciones, pero que, bien orientada, aporta grandes beneficios: «Refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer. Hace capaz de generosidad y sacrificio hasta el heroísmo, cuando se trata de manifestar la fe. Comporta un hondo sentido de los atributos profundos de Dios: la paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante», comentó el Santo Padre.
Por estos motivos, esta forma de expresión de la fe «engendra actitudes interiores que raramente pueden observarse en el mismo grado en quienes no poseen esa religiosidad: paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los demás, devoción», destaca la Exhortación Apostólica.
Con información de CBCP News.
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