Un llamado a una "auténtica integración" fue el mensaje conclusivo del Encuentro de Comités Permanentes de los episcopados de Perú, Bolivia y Chile, en La Paz

La Paz (Jueves, 24-10-2013, Gaudium Press) Ayer concluyó el V Encuentro de Comités Permanentes de las Conferencias Episcopales de Perú, Bolivia y Chile, que congregó a 15 obispos de la región en torno a la reflexión de diversas temáticas.

En la Casa de Schoensttat, los prelados compartieron al término de la instancia una declaración titulada «De cara a una auténtica integración», en la que agradecieron a Dios por esta «experiencia de comunión y de fraternidad que caracteriza nuestras relaciones mutuas y las de nuestras iglesias».

Citando el documento de Aparecida, las autoridades religiosas pudieron constatar durante estos días la realidad de los pueblos y comunidades, destacando especialmente la presencia de aquellos elementos comunes que los unen, como lo son «la misma geografía, la fe cristiana, la lengua y la cultura».

«Somos una unidad geográfica y cultural que la gente de nuestros pueblos sabe reconocer y expresar a través de tantos signos de integración, relaciones interpersonales y muestras de religiosidad popular que traspasan las fronteras y que son una lección que estos días hemos constatado e intentado aprender y practicar», señalaron.

Integración y cultura del encuentro

A juicio de los obispos, los intentos de integración no siempre han tenido éxito, ya que se constata todavía la existencia de «profundas dominaciones y contradicciones» que generan una «unidad desgarrada».

«Muchos esfuerzos de integración en el continente se han reducido a lo comercial y económico, por tanto es tiempo de promover un cambio de mentalidad, pasando a una integración humana, una verdadera cultura del encuentro entre los pueblos», destacaron.

Desde esta perspectiva, los pastores renovaron su compromiso con el fomento de una verdadera integración, basada en una cultura del encuentro. «Queremos facilitar el conocimiento mutuo y el compartir de experiencias para realizar un aporte crítico a la superación de las ideologías nacionalistas e ir acabando con lo que todavía puede separarnos. Cuanto más nos conozcamos mutuamente, mayores posibilidades de caminar juntos tendremos», agregaron.

Otros temas analizados en el encuentro fueron el aumento del narcotráfico, así como los desafíos y oportunidades pastorales que plantea la realidad de la migración y de marginación de los más pobres.

Asimismo, los obispos reafirmaron el valor de la familia y la opción «de caminar con los jóvenes ofreciendo el Evangelio, de forma siempre renovada, como proyecto de vida lograda y la vida sacerdotal y consagrada como caminos de amor pleno».

Ser instrumentos de comunión, fraternidad y solidaridad entre los pueblos

Al finalizar este encuentro, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh) y Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, dijo a la prensa católica que la Iglesia es comunión y que está llamada a construir comunión, solidaridad e integración.

«Encuentro que lo que hemos vivido en estos días no solamente nos ha recordado que somos una patria grande, a pesar de las diferencias culturales, de las riquezas culturales. Sino que somos también una Iglesia llamada a hacer de nuestro pueblo, un pueblo que camine hacia la vida, la vida plena, la vida cada vez más plena», expresó.

El prelado se manifestó agradecido de esta experiencia y destacó la profundidad y objetividad con que se trataron los temas. «Creo que no hemos rehuido las dificultades que encontramos. Pero quiero destacar el clima de gozo, de esperanza que este grupo de Obispos ha hecho presente y ha enriquecido la vida de cada una de nuestras Iglesias, a través de la reflexión y de la certeza de que nuestra vocación de cristianos en América Latina como miembros del cuerpo de la Iglesia seguidora de Jesucristo, significamos para la vida del continente», afirmó.

Finalmente, el Presidente de la CECh destacó el llamado de Benedicto XVI en Aparecida a hacer del continente de la esperanza, el continente del amor y agregó que «con mucha fuerza» reciben la invitación del papa Francisco de ir a las fronteras «para ser un instrumento humilde, sencillo, pero a la vez muy comprometido, de comunión, fraternidad y solidaridad con nuestros pueblos».