Luanda (Martes, 29-10-2013, Gaudium Press) Cientos de fieles se congregaron para protestar el pasado domingo 27 de octubre en frente del Santuario de Nuestra Señora de Muxima, en Angola, a causa de un acto de profanación del templo que fue fuertemente condenado por la Iglesia. El acto fue «una acción perpetrada de forma fría y cobarde», según describió Mons. Joaquim Ferreira Lopes, Obispo de Viana, en declaraciones a Radio Ecclesia de Angola. El ataque fue realizado por seis personas que destruyeron algunas imágenes de la Santísima Virgen y un Crucifijo y afectaron la imagen mariana principal del Santuario.
Santuario de Nuestra Señora de Muxima, donde se produjo el ataque. Foto: Mark y Jana Faus. |
«Afortunadamente, la imagen principal de Nuestra Señora de Muxima sufrió solo pocos daños», anunció el Obispo, «pero otras imágenes son irrecuperables, ya que fueron destruidas bárbaramente». El prelado invitó a los fieles a mantener la calma frente al hecho, pero exigió a las autoridades la protección de la comunidad y sus bienes.
Por encima de las consideraciones materiales del ataque, el prelado pidió considerar «los daños morales menos visibles» y que constituyen el mayor perjuicio, ya que «afectan al corazón de las personas y que provocan ira y rabia a la población, que se siente privada de los símbolos a los que es devota». Según informes de prensa divulgados por Agencia Fides, la policía ha capturado a miembros de la secta evangélica «Iglesia profética del Arca de Belén» que podrían estar conectados con el hecho.
«El Santuario de Nuestra Señora de la Concepción de Muxima es el mayor centro nacional de las personas religiosas de Angola y un lugar de expresión pública de la fe y un gran símbolo cultural e histórico del país», explicó el comunicado oficial de la Conferencia Episcopal de Angola y Santo Tomé y Príncipe (CEAST). «Por lo tanto, la Iglesia Católica en Angola está profundamente golpeada y herida por esa profanación que repudia y condena con vehemencia».
Los prelados de Angola ya habían advertido frente a la llegada al país de movimientos radicales y fundamentalistas y el aumento en el número de sectas. Mons. Manuel Imbamba, Arzobispo de Saurimo y portavoz de la CEAST, declaró que si bien la Iglesia no puede impedir la llegada de nuevos grupos religiosos, tampoco puede ocultar las consecuencias de los movimientos caracterizados por «la intolerancia, el fundamentalismo, la violencia y la perversión de su propia cultura».
Con información de Agencia Fides y Conferencia Episcopal de Angola y Santo Tomé
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