Papa reza por obispos, arzobispos y cardenales que murieron en el último año

Ciudad del Vaticano (Lunes, 04-11-2013, Gaudium Press) Los obispos, arzobispos y cardenales fallecidos en los últimos doce meses fueron recordados por el Papa Francisco en la mañana de este lunes 04, durante una Misa de sufragio, en la Basílica de San Pedro.

De acuerdo con el Pontífice, las autoridades eclesiásticas eran «hombres dedicados a su vocación», cuyo bien producido al servicio de la Iglesia «está bien guardado en las manos de Dios». Luego él afirmó que la esperanza de un cristiano tiene razones más profundas que el límite impuesto por la muerte.

Con base en la Carta de San Pablo a los Romanos (Rm, 8, 38-39), el Santo Padre discurrió: «Ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni el presente ni el futuro, ni los poderes, ni la altura, ni la profundidad, ni cualquier otra criatura, nada podrá separarnos del amor de Dios. Y en esa misma inamovible convicción se encuentra el motivo más profundo, invencible, de la confianza y de la esperanza cristianas».

Según el Papa, «esa realidad del amor fiel que Dios tiene para con cada uno de nosotros nos ayuda a enfrentar con serenidad y fuerza el camino de cada día, que a veces es rápido, a veces, por el contrario, es lento y arduo».

Con todo, explicó el Santo Padre, «solamente el pecado del hombre puede romper ese lazo; pero también en este caso Dios lo buscará siempre, irá a su encuentro para restablecer con él una unión que perdura incluso después de la muerte, es más, una unión que en el encuentro final con el Padre alcanza su ápice».

Continuando, el Papa Francisco resaltó el trabajo ejercido por los pastores, «que dedicaron su vida al servicio de Dios y de los hermanos», y que hoy, «se encuentran en las manos de Dios», pues fueron «hombres dedicados a su vocación y al servicio a la Iglesia».

«Para Dios, lo que interesa es esa caridad y esa dedicación, no los límites humanos contra los cuales se debe luchar para testimoniar ambos», reflexionó.

Finalizando, el Santo Padre dedicó una última oración, espontánea, a quien todavía no atravesó la puerta que abre al encuentro definitivo con Dios:

«Recemos también por nosotros, que el Señor nos prepare para este encuentro. No sabemos la fecha, sin embargo tendremos ese encuentro». (LMI)