Redacción (Miércoles, 06-11-2013, Gaudium Press) El Padre Andrew Cozzens fue nombrado recientemente por el Papa Francisco Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis St Paul y Minneapolis, Estados Unidos. Pero muy pocos saben que cuando estaba en el vientre de su madre corrió el riesgo de ser abortado por considerarse un ‘feto deforme’.
La historia del futuro Obispo fue relatada hace poco por su madre, Judy, quien a raíz del nombramiento de su hijo como Obispo Auxiliar narró a ‘The Catholic Spirit’ -medio de comunicación de la Arquidiócesis St Paul y Minneapolis- los difíciles momentos que vivió durante el embarazo de su segundo hijo.
La historia comenzó cuando Judy tenía cinco meses de embarazo. Para entonces ella era maestra de medio tiempo en un colegio católico de Connecticut. Un día sintió un fuerte dolor en el vientre y a tener síntomas de dar a luz en un parto prematuro.
Al acudir al médico recibió de él una triste noticia que arrugó su corazón: «Lo que usted lleva es un feto deforme, usted debe no continuar con su embarazo», narró la madre de Cozzens, quien cuenta dijo al doctor: «¿Qué quiere decir? Él es mi hijo», y el médico, como cuenta Judy, continuó: «No, usted no entiende. Lo que usted lleva es un monstruo, usted no debería continuar con este embarazo».
Judy narra que tras estas palabras del doctor ella simplemente quiso contestar: «Es mi bebé. Y lo que Dios nos envíe, así lo tomaremos».
El futuro Obispo Andrew Cozzens junto con su madre, Judy / Foto: Dave Hrbacek-The Catholic Spirit. |
Con estas palabras el médico se negó a seguir atendiendo el embarazo, pero muy pronto los padres del futuro Obispo hallaron un doctor quien, con mayor calidez humana, llevó a término la gestación de Andrew.
El niño nació perfectamente normal el 3 de agosto de 1968. Escasamente presentó un eczema no grave que cubría su cuerpo, pero no era un «monstruo», como dijo aquel médico.
Los años pasaron y los únicos problemas de salud que ha tenido Cozzens han sido algunas alergias y un asma. Un ser humano que fue catalogado como una deformidad, pero que muy pronto recibirá la consagración episcopal.
«Es un sacerdote bueno y santo, un hombre humilde y un soldado fuerte. Está listo. Está preparado», comenta Judy sobre el encargo pastoral que dentro de muy poco recibirá su hijo.
Con información de ‘The Catholic Spirit’ y Religión en Libertad.
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