Ciudad del Vaticano (Lunes, 11-11-2013, Gaudium Press) Los 55 participantes de la Asamblea Plenaria del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica fueron recibidos por el Papa ell viernes pasado. El encuentro con el Santo Padre se dio en el final de la mañana, en la Sala Clementina.
El pontífice agradeció a los miembros del Tribunal Superior del Vaticano expresando su reconocimiento por promover la recta administración de la justicia en la Iglesia.
«Su actividad es favorecer la obra de los Tribunales eclesiásticos, llamados a responder adecuadamente a los fieles, que se dirigen a la justicia de la Iglesia para obtener una justa decisión. Ustedes trabajan para el buen funcionamiento del organismo y apoyan a los Obispos en su responsabilidad de formar idóneos ministros de la justicia», dijo el Papa Francisco, recordando la importancia y el significado de la actividad que ejercen.
El Papa se extendió al hablar sobre el Defensor del Vínculo, el encargado de una de las funciones más importantes en el organismo judicial del Vaticano, especialmente en el proceso de declaración de nulidad matrimonial. El Defensor del Vínculo debe cumplir su función con eficacia, llegar a la verdad, con la sentencia definitiva, y además actuar en pro del bien pastoral de las partes en causa.
Refiriéndose a la Asamblea Plenaria, que colocó en el centro de sus trabajos la promoción de una defensa eficaz del vínculo matrimonial, en los procesos canónicos de nulidad, el Papa Francisco definió ese importante encargo y afirmó que el ministerio del Defensor del vínculo debe ser oportuno, mediante todo tipo de pruebas, excepciones, recursos y apelaciones, que, en el respeto a la verdad, favorecen la defensa del propio vínculo.
Y el Papa continuó la definición del Defensor del vínculo matrimonial: él no debe limitarse a la lectura apurada de los hechos, ni las respuestas burocráticas y genéricas. Al contrario, en su tarea delicada, debe buscar conciliar las prescripciones del Código de Derecho Canónico con las situaciones concretas de la Iglesia y de la sociedad.
El Sumo Pontífice mostró que el ejercicio de la justicia es un compromiso con la vida apostólica cuando afirmó que, siendo ellos agentes de la justicia eclesial, ellos actúan en nombre de la Iglesia y forman parte de la Iglesia: «deben tener siempre presente la reacción entre la Iglesia que evangeliza y su acción al administrar la justicia». (JSG)
De la Redacción con informaciones de la Radio Vaticana.
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