Ciudad del Vaticano (Martes, 19-11-2013, Gaudium Press) El Papa Francisco dedicó la predicación de la Eucaristía cotidiana en la Casa Santa Marta del pasado 18 de noviembre a una reflexión sobre el «espíritu de la mundanidad» que impone un criterio alejado de Dios a las personas y que busca que los cristianos negocien su identidad y su fidelidad ante la imposición de un «pensamiento único».
El Santo Padre alertó ante la apostasía de renunciar a la práctica de la fe para complacer los criterios del mundo. Foto: Centro Televisivo Vaticano. |
Sus palabras fueron inspiradas por la lectura correspondiente al Libro de los Macabeos, en el cual se describe la persecución de la religión del pueblo judío. Los líderes de la nación, recordó el Papa, negociaron con el rey Antíoco la fe de su pueblo a cambio de la aceptación del mandatario. El Santo Padre describió esta actitud como el «espíritu del progresismo adolescente» que cree que «ir detrás de cualquier elección es mejor que permanecer en las costumbres de la fidelidad».
El Papa rechazó la tentación de seguir la corriente, y de negociar con los poderosos la fidelidad a la fe. «Esto se llama apostasía», advirtió, añadiendo que en realidad quienes lo hacen no negocian los valores, «sino que negocian con la esencia de su ser: la fidelidad al Señor». El origen de esta situación es claro para el Santo Padre: «Esto es el fruto del demonio, del príncipe de este mundo, que nos lleva adelante con el espíritu de mundanidad».
«Y después, llegan las consecuencias», prosiguió el Papa Francisco. Tras adoptar costumbres paganas, el rey ordena que todos los pueblos sean uno sólo y renuncien a su identidad. «No es la bella globalización de la unidad de todas las Naciones, cada una con sus propias costumbres pero unidas» describió el Pontífice, «sino que es la globalización de la uniformidad hegemónica, es la del pensamiento único. Y este pensamiento único es fruto de la mundanidad».
La apostasía en la actualidad
Este proceso fue vivido en tiempos de los Macabeos, pero según advirtió el Santo Padre, también se lleva a cabo en la actualidad. «El espíritu de la mundanidad también existe hoy, también hoy nos lleva, con esta voluntad de ser progresistas, hacia el pensamiento único», afirmó. Como un ejemplo de la actualidad de este peligro, el Papa Francisco recordó la obra de Robert Hugh Benson (célebre sacerdote anglicano que se convirtió a la fe católica en 1903) titulada «El Señor del Mundo», la cual describe a un hábil gobernante que aparenta traer la paz a las naciones, pero que en realidad desea acabar con la Iglesia Católica y reemplazarla con una nueva religión artificial.
Según el Pontífice, esta es la forma actual en la cual se impone la apostasía: «debemos ser como todos, debemos ser más normales, como hacen todos, con este progresismo adolescente» que no admite la práctica de la fe. En nuevas formas se repiten antiguos males: «¿creéis que hoy no se hacen sacrificios humanos?», cuestionó el Papa en una alusión al parecer dirigida a la práctica del aborto. «¡Se hacen muchos, muchos! Y hay leyes que protegen esto».
Finalmente, el Santo Padre ofreció como contraposición a la infidelidad de los hombres, la fidelidad eterna de Dios. El Señor «no puede negarse a sí mismo, el Fiel: Él siempre nos espera», resaltó el Papa. «Él nos ama tanto y nos perdona cuando nosotros, arrepentidos por haber dado un paso, aunque sea uno pequeño, en este espíritu de mundanidad, volvemos hacia Él, el Dios fiel a su Pueblo que no es fiel».
«Con el espíritu de hijos de la Iglesia recemos al Señor para que con Su bondad, con Su fidelidad, nos salve de este espíritu mundano que negocia todo», concluyó el Papa Francisco. «Que nos proteja y nos haga seguir adelante, como hizo que anduviera su pueblo por el desierto, llevándolo de la mano, como un papá lleva a su hijo. De la mano del Señor estaremos seguros».
Con información de Radio Vaticano y Religión en Libertad.
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