Fe y esperanza: coraje y fuerza para la perseverancia en la práctica del bien, expresa Card. Scherer

San Pablo (Viernes, 22-11-2013, Gaudium Press) «¿Para dónde conduce nuestra vida? ¿Qué viene después de la vida en este mundo? ¿Todavía habrá algo después de la muerte?», esas son algunas de las preguntas hechas por el Arzobispo de San Pablo, Cardenal Odilo Pedro Scherer, en su más reciente artículo sobre los caminos de la Fe.

Cardenal Scherer

En el Año de la Fe, de acuerdo con Mons. Odilo, recordamos los grandes «misterios de la Fe», que Dios manifestó y en los cuales creemos, junto con la Iglesia.

«La Fe es una luz divina, que nos hace ver más lejos y comprender más profundamente toda realidad», escribió.

Según el Cardenal, en el 33º Domingo del Tiempo Común, la Liturgia nos presentó textos iluminadores de la Palabra de Dios, que son respuestas a muchas de nuestras interrogaciones.

«Nuestra Profesión de Fe católica afirma: ‘Y de nuevo (Jesús) ha de venir para juzgar a los vivos y los muertos, y su reino no tendrá fin’. En la comprensión cristiana de la vida, nosotros no somos la última instancia a decidir sobre el bien y el mal; ni todo se resuelve en este mundo, ni de la manera que cada uno decide. Tendremos que prestar cuentas a Dios sobre nuestra vida y nuestras obras, sobre el uso que hayamos hecho de nuestra libertad», aclaró.

Prosiguiendo, Mons. Odilo cree que, «en la visión de nuestra Fe, las cosas de este mundo no son todavía la realidad definitiva y final», pues «nosotros pasamos y las realidades de este mundo también pasan; somos parte de una realidad buena, pero aún precaria. Por eso, nuestra Fe nos lleva a buscar los ‘bienes eternos’ y la ‘ciudad definitiva’, donde Dios será todo en todos».

Para el prelado, la Fe firme en Dios y la esperanza que brota de la Fe «nos dan coraje y fuerza para la perseverancia en la práctica del bien».

Concluyendo, Mons. Odilo resaltó que nuestra Fe «tiene una respuesta para la cuestión angustiante del sentido de la vida en este mundo y para la cuestión no menos angustiante del valor de la práctica del bien: hay vida plena y felicidad completa para el hombre, mientras que no se aleje de Dios y de sus caminos». (LMI)

De la redacción, con informaciones Arquidiócesis de San Pablo.