Redacción (Miércoles, 27-11-2013, Gaudium Press)
Muerto el obispo intruso Gregorio (343), hay un nuevo regreso de Atanasio, con la autorización del Emperador Constancio. Sin embargo, otro sínodo en Milán lo declara una vez más depuesto, ocasionando su partida junto a los monjes del desierto egipcio, de los cuales era familiar.
Su cuarto exilio da por ocasión de la medida de Juliano, que juzgando perjudicar a la Iglesia re-entroniza obispos depuestos (que él juzgaba ser malos). Pero habiendo vuelto a su sede San Atanasio continúa luchando por la unión de los cristianos, lo que desagrada al emperador que a su vez quería verlos en discordia… y expulsa a Atanasio «como perturbador de la paz y enemigo de los dioses.»
Por último… San Atanasio retorna a Alejandría, habiendo Juliano fallecido en el año 363. Mientras tanto, bajo el nuevo emperador Valente, tuvo nuevamente que dejar su sede, retirándose a una casa de campo en las cercanías de Alejandría, permaneciendo apenas cuatro meses, pues el pueblo fiel, descontento con la actitud del soberano, amenaza con un motín. Lo que hizo permitir la vuelta del verdadero obispo de Alejandría. San Atanasio allá permanece, en fin hasta su santa muerte en el año 373.
Escritos
A pesar de llevar una vida de «peregrino» de exilio en exilio, las vicisitudes ininterrumpidas no le impidieron ser un proficuo escritor. Su producción literaria es amplia, abarca géneros apologéticos, históricos, exegéticos, homiléticos y epistolares.
La mayoría de sus obras está relacionada con la defensa del Credo de Nicéia, o sea de la ‘consubstancialidad’, o sea de la ‘divinidad’ del Verbo.
San Atanasio era un polemista hábil, por eso sabía servirse de su pluma para defender su rebaño, como a sí mismo. Habiendo sido él perseguido y atacado de todas las formas, se valió de sus escritos, teniendo siempre la seguridad que defendía la fe, en una unidad impar con la doctrina ortodoxa.
Su primera obra es una apología «Contra los paganos y sobre la encarnación del Verbo». En ella se esboza las grandes líneas de su Cristología: «El Verbo de Dios que se hizo hombre para que nosotros seamos Dios.»
Su gran obra es un tratado de tres libros contra los arrianos, en el cual discute largamente textos bíblicos en los cuales Arrio pretendía fundamentar su herejía. El primero defiende la definición del Concilio de Nicea, la eternidad del Hijo de Dios y la unidad de la esencia divina. El segundo y el tercero hacen una exégesis de los textos bíblicos que eran debatidos en las controversias contra los arrianos, y consideran pasajes referentes a las relaciones de hijo como Hijo y como Padre.
El «Símbolo Atanasiano» que es un compendio de fe católica redactado en cuarenta sentencias rítmicas. Esta obra fuera atribuida a él a partir del siglo VII, o sea tardíamente, entretanto era considerada autentica hasta el siglo XVII, cuando se averiguó que el texto original es latino y no griego. En este libro el autor propone los misterios de la Santísima Trinidad y de la Encarnación del Verbo, comenzando y terminando con la afirmación: «Esta es la fe Católica y quien no la profesa con firmeza y fidelidad no puede ser salvado.»
«Apología contra los Arrianos» que fue redactado aproximadamente en el año 357, cuando San Atanasio volvió de su segundo exilio. Se trata de cartas, actas y decisiones de Concilios Regionales. Siendo que una facción arriana despreciaba el Concilio de Nicea y al Papa, San Atanasio transcribe un pasaje de un Papa:
¿No sabéis que la practica manda que primeramente se escriba a nosotros y que de aquí proceda la justa decisión? Si alguna sospecha estuviese pesando sobre el Obispo de Alejandría, era preciso escribir al respecto a la Iglesia de Roma. Ahora los arrianos, sin haber comunicado ninguna cosa, procedieron como les agradaba y ahora quieren que le demos nuestra aprobación, aún sin haber examinado la causa. Tales no son los preceptos que Pedro y Pablo nos entregaron. Ocurre ahora un modo de actuar y una práctica totalmente nuevos. Ruego a vosotros, pues: estáis dispuestos a atenderme: lo que escribo es para el bien común, pues lo que os decimos es precisamente lo que recibimos del bienaventurado apóstol Pedro.
«Apología al Emperador Constancio», habiendo él sido acusado de instigar al emperador Constante contra su hermano Constancio, escribió esta obra que es una autodefensa en el año 357.
En el mismo año, habiendo el sido nuevamente acusado, pero esta vez por abandonar su diócesis, escribió la «Apología de su fuga» para responder a los que lo acusaban.
Estando refugiado junto a los monjes de Tebaida, escribe la «Historia de los Arrianos».
Hay además muchas otras obras escritas por el Santo, tales como:
– Vida de San Antonio.
– Sobre la Virginidad (autoría un tanto incierta…).
– Epístola a Marcelino sobre la interpretación de los Salmos.
– Las Cadenas (catanæ).
– Diversas cartas las cuales infelizmente muchas están perdidas. Sin embargo se sabe que son escritos de carácter doctrinario, casi como tratados, donde San Atanasio comunica las decisiones de los Concilios, normas de la Iglesia sin entretanto (y ahí vemos particularmente su santidad, su preocupación con la obra de Dios y su desapego a sí mismo) tratar asuntos personales o particulares.
Se destacan:
– Las Cartas festivas.
– Cartas Festivas Sinodales.
– Cartas dogmático-polémicas.
-Epístola al Obispo Epicteto de Corinto.
-Carta a Adélfio, Obispo y confesor.
En fin vemos que la vida de San Atanasio fue una constante defensa de la expresión de la fe definida en el Concilio de Nicea. El pertenecía a los grandes doctores Capadocios, herederos de la tradición de Orígenes, elaborando una teología de la Trinidad, particularmente determinando el sentido de algunas fórmulas (persona o hipóstasis, sustancia; una sustancia en tres hipóstasis).
Bibliografía
-ATANÁSIO, Santo. Contra os pagãos, A encarnação do Verbo, Apologia ao imperador Constâncio, Apologia de sua fuga, Vida e conduta de Santo Antão.Coleção Patrística. São Paulo, Paulus: 2002.
-BETTENCOURT, Estêvão Tavares Pe. Curso de patrologia. Rio de Janeiro, Mater Ecclesiæ, 2003
-Dicionário patrístico e de atigüidades cristãs. Trad. Cristina de Andrade. Org. Angelo Di Berardino. Petrópolis, Vozes: 2002.
-VV.AA. Initiation théologique vol. I – les sources de la théologie. Paris, Cerf: 1952.
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