San Pablo (Miércoles, 27-11-2013, Gaudium Press) Renovar y profesar, de forma solemne, la Fe cristiana. Este fue el objetivo de centenas de fieles, que estuvieron reunidos en la Catedral de la Sede de San Pablo, Brasil, este último domingo 24, Solemnidad de Cristo Rey del Universo, para celebrar el cierre del Año de la Fe el Día Nacional de los Laicos.
La Celebración Eucarística fue presidida por el Cardenal Arzobispo Mons. Odilo Pedro Scherer, y concelebrada por el Padre Eduardo Vieira.
El Cardenal recordó a los presentes que el título de Jesucristo Rey del Universo es dado por la Iglesia para decir «Jesucristo Señor Salvador Universal, referencia universal de vida, de sentido para la historia humana, para las personas y para la vida en sociedad».
«Ustedes están mostrando en este momento importante que las dificultades, aunque físicas, no los impiden de estar presentes. Sean siempre bienvenidos en nuestras iglesias y comunidades», dijo el Arzobispo a los fieles.
Mons. Odilo recordó a los presentes que Jesús reunía y se acordaba de todos, especialmente de aquellos que pasaban por dificultades, pues Él «mostró que su reino se extiende a todos y es universal. Un reino que vino para restaurar, salvar y dar vida en plenitud a todos los que precisan, buscan y sienten este deseo y necesidad de vida en plenitud».
Reflexionando sobre el Reino de Dios, el prelado, al citar una de las cartas de San Pablo, afirmó que este reino es un gran bien para la humanidad, y que, en la medida en que los diversos sectores de la sociedad contribuyen entre sí, este bien es compartido, ayudando a que el Reino de Dios se establezca por el mundo.
«Nosotros somos discípulos, mensajeros, anunciadores del Reino de Dios, pero el Reino es Dios», subrayó.
Finalizando su discurso, Mons. Odilo reiteró que la Misa de cierre del Año de la Fe era la ocasión para que los fieles ganasen la indulgencia plenaria, teniendo en cuenta las condiciones puestas por la Iglesia para obtener esta gracia especial, entre ellas, el arrepentimiento, la confesión de los pecados, un propósito sincero de vida según el Evangelio, la profesión de la Fe y la participación en la Eucaristía y en la oración por el Papa y por la Iglesia.
«Finalizamos el Año de la Fe y pedimos a Dios que aumente nuestra Fe, nos dé fuerza, coraje, alegría de vivencia de Fe, en el testimonio de la Fe, en todos los lugares en que actuamos», concluyó. (LMI)
De la redacción, con informaciones de la Arquidiócesis de San Pablo
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