sábado, 23 de noviembre de 2024
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"Es en el tiempo que acogemos la salvación", afirma el arzobispo de Londrina, Brasil

Londrina (Miércoles, 04-12-2013, Gaudium Press) «Diez mandamientos del Adviento». Este es el título del más reciente artículo de Mons. Orlando Brandes, arzobispo de la arquidiócesis de Londrina, en el Estado de Paraná. En el texto, el prelado enumera diez ítems que deben ser seguidos y vividos en este tiempo litúrgico en que estamos viviendo.

1.jpgSegún el arzobispo, el primer mandamiento es abrir las puertas del corazón. Él explica que Dios desciende y viene para estar en medio de nosotros y, por tanto, debemos abrir nuestros corazones y la puerta de la fe. Para el prelado, Adviento es Dios buscándonos para el diálogo, la alianza de amistad, la ofrenda de la salvación. «No cerréis vuestros corazones, vamos acoger, recibir, oír a Dios que viene. Abrid las puertas del corazón a Jesucristo. Él golpea a nuestra puerta», completa.

El segundo mandamiento, conforme Mons. Orlando, es respetar el derecho y la justicia. Él afirma que los textos bíblicos de Adviento enfocan el nuevo orden, la nueva tierra que el Mesías traerá, y su trono posa sobre el derecho y la justicia, la paz y la convivencia fraterna. «Lo que el Mesías va a traer es el reino de Dios que consiste en ‘amar la misericordia, practicar la justicia y vivir en la presencia de Dios’ (Miq. 6, 8). El reino de Dios transforma el desierto en jardín, las espadas en arados, las lanzas en hoces».

Estar vigilantes

Estar vigilantes, no distraídos es el tercer mandamiento, de acuerdo con el arzobispo. Mons. Orlando resalta que quien espera debe estar vigilante, despierto y atento. Conforme él, son tres las venidas de Dios: en la Navidad, en el fin del mundo y en nuestro cotidiano, y precisamos estar «con las antenas puestas», conectados, sintonizados con Dios, su presencia, su voluntad, sus designios. «Agitación, ruido, dispersión nos alejan de la oración, del silencio y, por tanto de la vigilancia. Vivimos apresurados, abarrotados con mil preocupaciones y también cansados, apáticos, indiferentes en lo que dice respeto a Dios y al prójimo. Vigilad, pues no sabéis ni el día, ni la hora», agrega.

Con relación al cuarto mandamiento, que es enderezar los caminos tortuosos, el prelado destaca que el Adviento es tiempo de conversión. Para él, caminos tortuosos llevan a la perdición, y el rumbo, la brújula, la dirección de nuestra vida es Jesucristo, que por la mediación de la Iglesia, es luz de nuestro camino. Según Mons. Orlando, es hora de salir de sí, peregrinar, ir al pueblo, enderezar los caminos en dirección al hermano y a Dios.

Estar preparados

Para el arzobispo, el quinto mandamiento es preparar la llegada. Él destaca que la madre prepara la llegada del bebé, la cocinera prepara las refecciones, la novia prepara el casamiento, pues todo lo que es preparado tiene éxito. «Debemos estar preparados para la venida del Señor. Nunca ociosos, desligados, desinteresados. Lejos de nosotros la mediocridad, la somnolencia, la monotonía, el desinterés. Preparemos un bello pesebre para acoger al Niño. Preparemos nuestros corazones», resalta.

Ya el sexto mandamiento es: escuchar la voz que llama. Mons. Orlando cita el ejemplo de Juan Bautista, que clama en el desierto, llamándonos al silencio, a la escucha, a la meditación. De acuerdo con el prelado, saber parar, silenciar, contemplar es remar contra la corriente del consumismo, de la disipación, del ruido, y Adviento tiene mucho que ver con desierto donde Dios habla al corazón.

La sacralidad de la vida del niño por nacer

En el séptimo mandamiento el arzobispo recuerda que un Niño nacerá. Él enfatiza que María está encinta por obra del Espíritu Santo gracias a su respuesta de fe. «Adviento nos lleva a pensar en el embarazo, en los cuidados y respeto con el no nacido, en la generosidad de acoger la vida de un hijo más. El embrión es uno de nosotros, es un hijo. Jesús fue también embrión y María cuidó de él».

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«… un Niño nacerá»

Vivir el tiempo que nos es dado es el octavo mandamiento. El prelado vuelve a afirmar que el Adviento es un tiempo especial, y nos cuestiona: ¿Qué hacemos con nuestro tiempo? Conforme él, es preciso vivir el hoy, el ahora, el instante, el momento presente con intensidad, consciencia y alegría. «Percibimos que el tiempo pasa, la vida es breve, el fin viene. Demos tiempo a nosotros mismos, a los otros, a Dios. Es en el tiempo que construimos la historia y acogemos la salvación», evalúa.
Ir al encuentro

El penúltimo mandamiento listado por el prelado es visitar e ir al encuentro. Él cree que visita y encuentro son los dos pies del Adviento, pues recibimos la visita de Dios y debemos proponernos a visitar casas, asilos, hospitales, cadenas, orfanatos. Mons. Orlando subraya que la misión hoy depende de la visitación, porque la visita proporciona la experiencia del encuentro, del diálogo y de la comunicación.

Por último, el décimo mandamiento es participar de las novenas. El arzobispo nos invita a hacer de nuestra calle, predio, condominio, una familia. «Hagamos la experiencia de la alegría que viene de la comunión y participación y de nuevas amistades. Superemos la soledad, el egoísmo, y aislamiento y busquemos la socialización, la comunicación, la convivencia», concluye. (FB)

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