viernes, 22 de noviembre de 2024
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La ‘Sagrada Cuna’ del Niño Jesús: tesoro espiritual que guarda la Ciudad Eterna

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Basílica Santa María la Mayor.

Redacción (Viernes, 20-12-2013, Gaudium Press) La Basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro Basílicas papales de Roma, de la que se dice fue la propia Virgen inspiró su construcción por medio de un sueño que tuvo el Papa Liberio y el patricio Juan, guarda en su interior un gran tesoro de incalculable valor espiritual, y que por estas fechas, al conmemorarse la Navidad, recibe una especial veneración de fieles romanos y peregrinos de la Ciudad Eterna.

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Relicario que contiene los fragmentos de la ‘Sagrada Cuna» obra de Giuseppe Valadier.

Se trata de la «Sagrada Cuna», un relicario que contiene piezas de madera que según la tradición pertenecen a la cuna donde la Virgen María colocó al Niño Jesús, y que hoy se venera en el altar central frente la estatua de la Confesión de Pío IX, y que fue hecho de cristal en forma de cuna sobre la cual está una hermosa imagen del Divino Infante recostado, obra de Giuseppe Valadier.

La historia de este relicario comienza con el Papa Sixto III cuando en el año 432, anhelando se recrease un pesebre como recuerdo del nacimiento del Salvador del mundo, manda construir en la primitiva Basílica una «Gruta de la Natividad» idéntica a la de Belén.

Numerosos fieles, tras peregrinar por Tierra Santa y regresar a Roma, traían como ofrenda de agradecimiento preciosos fragmentos de madera de la que se cree es la «Sagrada Cuna» del Niño Jesús. Reliquias que permanecieron en la santa gruta y que los pontífices conservaron por años, agregando elementos de valor artístico, como la representación escultórica que encargó en 1288 el Papa Nicolás IV a Arnolfo de Cambio.

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La «Gruta de la Natividad» en la Basílica papal.

Luego, durante el Pontificado de Gregorio XI, las reliquias fueron situadas en un tabernáculo, y en 1590 el Papa Sixto V encargó la construcción de la gran Capilla del Santísimo Sacramento, pidiéndole al arquitecto Domenico Fontana trasladase allí la «Gruta de la Natividad», y consigo la «Santa Cuna».

Tristemente, durante los trabajos de reconstrucción de la Basílica, cuando se realizó la fachada principal del templo en el siglo XVIII, el relicario fue destruido, realizándose uno nuevo, que luego fue robado por las tropas napoleónicas durante la ocupación de Roma ocurrida en 1798.

Pero gracias a la donación de la embajadora de Portugal, María Amanuela Pignatelli, se realizó el relicario que hoy conserva los trozos de madera de la cuna del Niño Jesús.

Antiguamente, durante las celebraciones de la Navidad, la «Sagrada Cuna» era expuesta en la nave central de la Basílica para la veneración de los fieles, pero debido al deterioro que con el tiempo ha sufrido los trozos de manera, hoy solo se exponen para la Misa de Gallo. Aunque esto no impide que los peregrinos las veneren durante el año, en el altar frente a la estatua de Pío IX.

Con información de Vatican.va y Zenit.

 

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