Santiago (Lunes, 30-12-2013, Gaudium Press) Una hermosa celebración se vivó este domingo 29 de diciembre, en donde cientos de familias llegaron hasta la Catedral Metropolitana de Santiago para participar con fervor de la Solemnidad de la Sagrada Familia.
En la ceremonia, se hizo presente también el movimiento Sagrada Familia de Nazaret y su asesor espiritual, el padre Jaime Ortiz de Lazcano, quien concelebró la Santa Misa presidida por el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati.
Durante su homilía, el prelado invitó a las familias presentes a emprender una triple peregrinación como la que realizó Jesús, María y José. Nuestro primer destino, señaló, es el pesebre de Belén, porque allí encontramos el signo que Dios nos ha enviado: «un niño envuelto en pañales que nace en la pobreza».
«Ese niño es el hijo eterno de Dios, allí podemos contemplar el misterio de un amor infinito que se hace un signo sencillo y en apariencia muy pobre, pero que manifiesta en la sonrisa de un niño lo que es el corazón tierno del Padre, que no quiere que la humanidad viva lejos de él, en el exilio, sino que como parte de su misma familia», agregó.
La segunda peregrinación es la misma que realizó la Sagrada Familia de Belén a Egipto, huyendo de la Ley de Herodes, según la cual todos los niños varones menores de dos años nacidos en Belén y sus alrededores debían ser ejecutados.
En este sentido, monseñor Ezzati expresó: «José recibe en sueños el anuncio de que lleve al niño a Egipto, y en nuestra vida, en nuestras familias, que también enfrentan muchas veces tantas dificultades de orden tan diverso, no podemos nunca olvidar que en medio del mismo desierto, nunca falta la voz providente de Dios, que nos indica el camino para llevar a cabo el proyecto maravilloso de vida que Dios ha confiado a las familias».
Todas las dificultades, añadió, «tienen que transformarse en un signo de una entrega más grande, de un amor más poderoso, de una solidaridad mucho más fuerte».
Finalmente, el Pastor de Santiago invitó a peregrinar a Nazaret, «donde se establece la Sagrada Familia, donde José con su trabajo procura el pan para el hijo de Dios, donde María se pone el delantal para ponerse al servicio de esa familia, donde Jesús crece en edad y en gracia, delante de Dios, y allí vemos una familia que se funda en la entrega mutua».
«La Sagrada Familia no es in ideal inalcanzable, Dios quiere que María, José y Jesús sean un modelo de vida familiar muy concreto: una familia que quiere fundarse en el amor y en el proyecto de Dios, una familia que advierte también en las dificultades la providente presencia de Dios», concluyó.
Deje su Comentario