Ciudad del Vaticano (Sábado, 04-01-2014, Gaudium Press) Durante una entrevista concedida a un diario italiano, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Mons. Gerhard Müller, reafirmó sus declaraciones sobre la pastoral de los divorciados y aclaró la naturaleza de las Conferencias Episcopales dentro de la organización de la Iglesia. «Usted no puede ajustar la Doctrina a las circunstancias», afirmó el prelado. «La Iglesia no es un partido político que hace sondeos para buscar consenso».
Mons. Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se dirige a los miembros del Congreso Teológico Internacional, en 2012. |
Estas claras palabras, parte de una entrevista al diario Corriere della Sera, ilustran su posición al frente de uno de los principales Dicasterios de la Curia Romana, encargado de la preservación de la integridad de la Doctrina Católica. Sobre el recurrente tema de la pastoral de los divorciados, sobre el cual ya había afirmado que no podría incluir la admisión de los vueltos a casar en la comunión eucarística (ver noticia anterior), señaló el punto de equilibrio al que punta la Iglesia: «Tenemos que intentar una combinación de principios generales y situaciones personales y particulares. Encontrar soluciones a problemas individuales, aunque siempre sobre el fundamento de la Doctrina Católica».
El Prefecto también se refirió a la carta que escribió para ordenar el retiro de una guía pastoral en la Diócesis de Friburgo que contenía «terminología poco clara» sobre la firme defensa de la Iglesia del carácter indisoluble del Matrimonio y la adecuada preparación para recibir la Eucaristía. Sobre la controversia originada por el documento, Mons. Müller alertó sobre las falsas expectativas de cambios en la doctrina suscitadas en la opinión pública. «Muchos piensan que el Papa o un Sínodo puede decir: ‘por supuesto, reciban la Comunión’. Pero esto no es posible».
«El Matrimonio sacramental válido es indisoluble», reafirmó el prelado. «Esta es la práctica católica, reafirmada por Papas y Concilios, en fidelidad a las palabras de Jesús. Y la Iglesia no tiene la autoridad para relativizar las palabras y los mandamientos de Dios».El Prefecto recordó que la Eucaristía sí tiene un aspecto medicinal y el sacramento no exige la perfección para poder ser recibido, pero que un matrimonio irregular sí constituye un «obstáculo objetivo para la recepción de la Eucaristía».
La naturaleza de las Conferencias Episcopales
Entre otros temas consultados al Prefecto, se mencionó la posibilidad de la reforma de la Iglesia con respecto a las Conferencias Episcopales y su relación con la Santa Sede. En este punto, Mons. Müller aclaró los alcances de dichas organizaciones, que no pueden considerarse como independientes o totalmente autónomas y rechazó las interpretaciones en este sentido de las palabras del Papa Francisco en la Carta Encíclica Evangelii Gaudium.
«La Iglesia Católica está compuesta de Iglesias locales, pero es Una», enseñó el Prefecto. «Las iglesias ‘nacionales’ no existen… los presidentes de las Conferencias Episcopales, aunque importantes, son coordinadores, nada más, ¡no ‘vice-papas’!». Esta aclaración tiene origen en una consideración teológica sobre el ministerio episcopal. Según explicó Mons. Müller, los Obispos inividualmente los son por «derecho divino, instituidos por Jesucristo» mientras que las organizaciones como Patriarcados y Conferencias episcopales «son establecidos por la Iglesia, por el hombre».
Incluso quienes sugieren una «descentralización» de la Iglesia se encontrarían con que un cambio en la forma de entender las Conferencias Episcopales sería contraproducente. «Cada obispo tiene acceso directo e inmediato con el Papa», afirmó el prelado. «No podemos tener una decentralización en las Conferencias, porque habría el peligro de un nuevo centralismo, en el cual el presidente tiene toda la información y los Obispos están sumergidos en documentos».
Con información de CNA.
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