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El trasfondo de la lucha de los Obispos en E.E.U.U. por la libertad religiosa tiene alcances globales

Redacción (Sábado, 04-01-2014, Gaudium Press) La Iglesia Católica lidera la defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural alrededor del mundo. En cada país, las diferentes amenazas dan lugar a movimientos, actividades y expresiones particulares. Desde las marchas y recolección de firmas contra la legalización del aborto en América Latina hasta el proyecto pionero para promover un acto legislativo en favor de la vida en el Parlamento Europeo con participación de ciudadanos de todos los países de la Unión, cada comunidad deja una enseñanza que tiene un alcance global. La firme oposición de la Iglesia de Estados Unidos al llamado mandato antinatalista también tiene un trasfondo presente en otros países que podrían beneficiarse positivamente si su lucha tiene éxito.

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El Cardenal Sean O’Malley muestra la invitación  a la primera Quincena por la Libertad, convocada por los Obispos para frenar la implementación del mandato antnatalista. Foto: Arquidiócesis de Boston.

El fuerte enfrentamiento entre la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) y el Presidente Obama, quien ha promovido activamente la inclusión obligatoria de fármacos abortivos, esterilización y contraceptivos en los planes de salud que los empleadores deben suministrar a su personal, motiva una seria reflexión sobre el significado y aplicación de la libertad religiosa en todos los aspectos de la vida, incluyendo los laborales y tributarios.

La libertad religiosa es mucho más que libertad de culto

Con habilidad, los prelados de Estados Unidos evitaron entrar en controversia sobre la inmoralidad de la anticonceptivos en la doctrina católica. Las razones para la objeción de la Iglesia ya fueron expuestas de forma completa por el Papa Pablo VI en la profética Carta Encíclica Humanae Vitae. En su lugar, la Conferencia de Obispos aclaró que no era ese el tema en discusión: «Se trata de si las personas e instituciones religiosas deben ser forzadas por el gobierno a proveer cobertura de anticonceptivos o esterilización, aun cuando estas prácticas violen sus creencias religiosas».

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Ciudadanos exigiendo el respeto de la libertad religiosa en Estados Unidos. Foto: Arquidiócesis de Boston.

En la primera parte de la controversia, se prometió por parte del gobierno norteamericano una «acomodación» para satisfacer los reclamos de las instituciones religiosas. Pero los ajustes, que eximían a la Iglesia como tal pero dejaron por fuera a las instituciones de inspiración católica como hospitales, centros educativos y agencias benéficas, y completamente desprotegidos a los empleadores católicos propietarios de empresas con ánimo de lucro. «El gobierno federal está permitiéndole graciosamente a su parroquia considerarse católica», afirmó con ironía el Cardenal Timothy Dolan en agosto de 2012, cuando era Presidente de la Conferencia de Obispos. «Pero no mucho más que eso podría clasificar. ¡No hay libertad religiosa aquí!»

El argumento que los Obispos han defendido es que la práctica religiosa se extiende más allá de los actos de culto realizados en los templos y se proyecta en todos los aspectos de la vida. Un católico no sólo profesa su fe y asiste a los actos litúrgicos, sino que está llamado a vivir de acuerdo a la enseñanza de su fe. «Si no tenemos libertad de conciencia para practicar la religión, todas las demás libertades se vuelven frágiles», declaró la USCCB en un boletín distribuido a nivel nacional. «Si nuestras obligaciones y deberes para con Dios son impedidos, o peor aún, contradichos por el gobierno, entonces no podremos seguir afirmando que ésta es la tierra de la libertad».

Un desafío global

La lucha de la Iglesia en Estados Unidos, aunque relacionada a un evento específico, puede identificarse con desafíos similares en otras naciones. En la vecina Canadá, las organizaciones provida denuncian que el aborto es financiado con dinero de los impuestos, con un gasto de por lo menos 80 millones de dólares para este fin. Los activistas reclaman que mientras servicios vitales no son cubiertos con dineros públicos, el aborto, que no es un procedimiento necesario (ni deseable), es financiado incluso por sus objetores.

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Miles de personas se reunen en Manila, Filipinas, para rechazar la Ley de Salud Reproductiva en 2012. Foto: CBCP News.

Un reclamo similar expresó el delegado de la organización Derecho a Vivir en Valladolid, España, Pablo Santana, el día 04 de enero. Según el activista, es «injusto» que los ciudadanos paguen impuestos que generan riqueza a los «magnates del aborto». Ante la oposición a la iniciativa de reforma de la ley sobre aborto que podría limitar esta práctica, Santana denunció que la práctica es «un negocio multimillonario y por eso este país está en contra de la norma». Los grupos convocados rechazaron que se les descalifique como «extremistas»: «Somos gente normal, de la calle, jóvenes, abuelos que hemos venido aquí a defender nuestras opiniones».

La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas, estrechamente relacionada a la de Estados Unidos por lazos de amistad y cooperación, libró su propia batalla contra la ley de Salud Reproductiva que significó la agresiva promoción de la anticoncepción y su imposición al sistema educativo. La gran controversia en el país asiático marcó la agenda de la opinión pública durante 2012 y, pese a que la ley fue finalmente aprobada con un gran descontento de los católicos (que son mayoría absoluta en el país), las enseñanzas de la Iglesia sobre la sacralidad de la vida humana y el sentido cristiano de la sexualidad dejaron una profunda huella en la población.

Iniciativas similares a la emprendida en Estados Unidos ciertamente traería sorpresas algunos gobiernos que han implementado políticas similares sin una mayor conciencia por parte de la población. Países mayoritariamente católicos como Colombia, donde el sistema de salud incluye la financiación pública de los abortos legales o a través de los planes obligatorios pagados por empleadores e independientes, o como México, donde el concepto de estado laico impone límites notables a la manifestación de la fe en la vida pública, podrían estar enfrentando sus propias batallas por la libertad religiosa en los próximos años.

Con información de USCCB, CBCP News, ACI y 20minutos.

Gaudium Press / Miguel Farías.

 

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