La Paz (Miércoles, 08-11-2014, Gaudium Press) «El aborto no es sólo una forma de eliminar una vida, es, también, un medio para atentar contra la salud y hasta la vida de la madre que está obligada a preservar su propia vida lejos de los rigores de una cirugía que destruya una vida en su cuerpo; la mujer que ha concebido un nuevo ser recibe con ello la misión de preservar lo concebido y no puede ni debe disponer libremente de ello; por otra parte, está obligada a cuidar su cuerpo y preservarlo de todo mal», es lo que señaló recientemente la Iglesia Católica en Bolivia en relación con el actual texto del artículo 5 del proyecto de Código Niña, Niño y Adolescente, que ha introducido el criterio que el ser humano «tiene vida sólo con el desarrollo del embarazo» y no desde la concepción.
Para la Iglesia boliviana -según menciona nota de prensa de Iglesia Viva, agencia de noticias de la Iglesia Católica del país suramericano- el criterio de los legisladores de Cámara Baja, es una idea «por demás peregrina porque la vida nace en el mismo momento de la concepción», puesto que -como se expone- «se ha comprobado científicamente que la vida empieza con células vivas y éstas forman el cuerpo humano en el transcurso de los minutos, las horas, los días y las semanas».
En este sentido, la Iglesia boliviana recuerda que «la vida es propiedad de Dios y derecho del ser que es concebido en forma viva y no es simple materia disponible para quienes deseen anularla».
«Los poderes que viven materialismos y que no entienden que la vida es un don otorgado a la humanidad, creen que el aborto es privilegio o decisión de las mujeres; no entienden que ese derecho es de quien está en el vientre materno desde su inicio y que tan sólo Dios es dueño de esa vida en gestación, porque es vida que posee un alma o espíritu insuflado desde los inicios por el Creador, porque el alma o espíritu no es dádiva de algún poder temporal y nadie, por poder que tenga, puede disponer de lo que es inmanente, primigenio, único en el ser humano», agrega la nota.
Dice, además, que la intención de aprobar el planteamiento de la ley del niño y del adolecente «significaría aprobar o legalizar el aborto que (…) es un crimen, una forma de suprimir la vida a un ser que tiene tanto o más derechos que los que propugnan suprimirla».
Finalmente dice que los legisladores deberían entender que la medida es «atentatoria contra la vida», y les recuerda que aprobar leyes «es una misión muy delicada y no puede ser efecto simplemente de conveniencias circunstanciales de políticas o criterios no concordantes con el bien común».
Con información de Iglesia Viva.
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