Ciudad del Vaticano (Viernes, 10-01-2014, Gaudium Press) En la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco presidió ayer la Misa guiándose por las palabras de la Primera Carta de San Juan, cuando el Apóstol insiste en decir que «si nosotros nos amamos los unos a los otros, Dios permanecerá en nosotros y el amor de Él será perfecto en nosotros».
El Pontífice afirmó que el amor de Dios es altruista y solícito, dando especial atención a los menos favorecidos, siempre prefiriendo dar que recibir, pues de lo contrario, no sería un amor cristiano.
«Nosotros en Dios y Él en nosotros: esta es la vida cristiana. No permanecer en el espíritu del mundo, no permanecer en la superficialidad, no permanecer en la idolatría, no permanecer en la vanidad. Él permanece en nosotros».
Según el Papa, «el amor cristiano tiene siempre una cualidad», por el hecho de ser concreto, pues el propio Jesús, «cuando habla del amor, nos habla de cosas concretas», como dar de comer a los hambrientos, visitar a los enfermos y tantas cosas concretas».
Sin embargo, continuó, cuando no hay esta «consistencia cristiana», vivimos un cristianismo de ilusiones, porque no percibimos dónde está el centro del mensaje de Jesús.
El Santo Padre además apuntó dos criterios principales que todos los cristianos deben tener en mente: amar con las obras y el dar siendo más importante que el recibir.
«El Primer criterio: amar con las obras, no con las palabras. Segundo criterio: en el amor es más importante dar que recibir. Aquel que ama da. Da cosas, da vida, se da a Dios y a los otros.
Al final, el Papa aconsejó a todos: «Permanecer con el corazón abierto, no como aquellos de los discípulos, cerrado, que no percibían nada: permanecer en Dios y Él permanecerá en nosotros». (LMI)
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