domingo, 24 de noviembre de 2024
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"El bautismo de Jesús representa la confirmación del testimonio sobre su santidad y marca el inicio de su vida pública", dice el obispo de Cachoeira del Sur, Brasil

Cachoeira del Sur (Lunes, 13-01-2014, GaudiumPress) Mons. Remídio José Bohn, obispo de la diócesis de Cachoeira del Sur, en el estado de Río Grande del Sur, Brasil, escribió un artículo, con el título «Hijo Amado», en que él afirma que el tiempo litúrgico de la Navidad se encierra con la fiesta del bautismo de Jesús celebrado en este domingo. Para el prelado, el bautismo de Juan Bautista (Mt 3,13-17) prefigura el bautismo cristiano: convocaba para la conversión.

índice.jpegEntretanto, el obispo cuestiona: ¿por qué motivo Jesús, en quien no había sombra de pecado, quiso ser bautizado por Juan? Según Mons. Remídio, al pedir el bautismo, el hijo de Dios quiso realizar integralmente la voluntad del Padre: solidarizarse con la humanidad pecadora para rescatarla del pecado y elevarla a la condición de hijo de Dios. «Con ese rito penitencial de purificación, aceptó tomar sobre sí nuestros pecados y nos precedió en el camino de la purificación y de la renovación. Él se presenta como modelo para todos los que reciban su Palabra y se tornen hijos de Dios por el bautismo», subraya.

«Después de ser bautizado, Jesús salió luego del agua, y el cielo se abrió. Él vio al Espíritu de Dios descender, como una paloma, y venir sobre él. Y del cielo vino una voz que decía: Este es mi Hijo muy amado en quien pongo mi complacencia» (Mt 3,16-17). Conforme el prelado, ese hecho fue tan significativo que fue registrado por los cuatro evangelistas: Mateo y Juan fueron testigos oculares, Marcos tal vez haya sido y Lucas relató aquello que oyó de testigos oculares. Mons. Remídio resalta que el acontecimiento representa la confirmación del testimonio sobre la santidad de Jesús ymarca el inicio de su vida pública.

Todavía de acuerdo con el obispo, esta misión cabe hoy a todo bautizado, como nos enseña el papa emérito Benedicto XVI: «En la base de nuestro camino de fe está el Bautismo, el sacramento que nos confiere el Espíritu Santo, tornándonos hijos de Dios en Cristo, y marca la entrada en la comunidad de fe, en la Iglesia: no creemos por nosotros mismos, sin la prevención de la gracia del espíritu; y no creemos solos, sino juntamente con los hermanos. Del Bautismo en adelante, cada creyente es llamado a revivir y hacer su profesión de fe, con los hermanos».

Por último, el prelado explica que la vivencia del bautismo cristiano consiste en seguir la voluntad de Dios y se efectiva básicamente en la actitud fraterna de aceptar a todos como hijos del mismo Padre. Para él, en la vivencia del bautismo se realiza la vocación humana del amor a Dios y al prójimo. El obispo recuerda que Pedro se dio cuenta de que Dios no hace distinción de personas. «Estoy comprendiendo -afirma el apóstol Pedro- que Dios no hace discriminación entre las personas, él acepta quien lo teme y practica la justicia, cualquiera sea la nación a la que pertenezca» (At 10,35).

«Es más, la celebración de la Epifanía, celebrada el domingo pasado, muy bien expresa este significado: en Jesús Dios se manifiesta a todos los pueblos. Son los Magos (paganos) que vienen a adorarlo. Alegrémonos en redescubrir la belleza de haber renacido de lo alto, del amor de Dios, y de ser llamado de ‘mi querido hijo’, por Dios, para testimoniar tan gran regalo», concluye. (FB)

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