sábado, 21 de septiembre de 2024
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Cardenal Turkson pide a las universidades formar políticos católicos conscientes de su vocación

Davao (Martes, 14-01-2014, Gaudium Press) El Cardenal Peter Turkson, Presidente de la Pontificia Comisión Justicia y Paz de la Santa Sede, invitó a las universidades católicas a asumir su importante rol social en la formación de líderes políticos de forma coherente a la Doctrina de la Iglesia. Su llamado fue hecho durante una conferencia por el aniversario número 50 de la Encíclica Pacem In Terris del Papa Juan XXIII, en el Congreso Nacional de la Asociación de Universidades Católicas de Filipinas.

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Cardenal Peter Turkson, Presidente de la Pontificia Comisión Justicia y Paz. Foto: Iglesia Católica en Inglaterra y Gales.

El Cardenal recordó los principios fundamentales expuestos por Su Santidad Juan XXIII en el documento pontificio, para explicar el sentido cristiano de la vocación política del hombre. «La política no se origina con el pecado», enseñó el purpurado. «Se origina con nuestra vocación de coexistir en el mundo, llevándonos a establecer y restaurar el orden en el mundo para nuestro bien común, y en la gracia de nuestra capacidad para la virtud».

Bajo este concepto, la política no se limita ni surge de la actividad estatal sino de la relación de caridad y coexistencia, que «comienza en la familia y en la comunidad inmediata y se expande a la sociedad, a niveles nacionales e internacionales», expuso el Presidente del Pontificio Consejo. «En todos estos niveles y en todas estas formas, la dignidad de la persona necesita ser resguardada cultivando las virtudes de la verdad, la justicia, el amor y la libertad».

Universidades y políticos católicos

Teniendo en cuenta la elevada meta de la vocación política del hombre, el Cardenal Turkson reflexionó en cómo la universidad católica puede formar a fieles comprometidos en el trabajo por el bien común. En su opinión, las instituciones educativas pueden aportar desde la investigación, desde el fomento del diálogo en la sociedad y, finalmente en la formación de «buenos católicos que lleguen a ser excelentes políticos».

Sobre el primero de esos aspectos, el purpurado recordó que las universidades «deben mantener un compromiso no negociable con la búsqueda de la verdad» y dedicar los métodos y campos de conocimiento a la resolución de los «problemas que amenazan la coexistencia y el bienestar». El aporte de la academia también facilita el análisis de fondo sobre la realidad y puede ayudar a discernir «las demandas objetivas de la justicia social en situaciones concretas».

La segunda dimensión es la del diálogo social, ya que en el contexto académico se puede generar un ambiente «donde los puntos de vista opuestos y los intereses en conflicto pueden ser auxiliados para descubrir terrenos comunes en los cuales progresar hacia verdaderas soluciones», explicó.

Finalmente, el Card. Turkson recordó la vital formación de los líderes, ya que «los políticos del futuro estarán estudiando a través de la universidad» y esta etapa de formación es una oportunidad invaluable. Las universidad católica debe educar a «pensar de forma crítica y con juicio», además de «enseñar las habilidades para actuar en el beneficio común». También deben «mantener vivas las tradiciones del pensamiento político, de la virtud y el bien común».

Como un aspecto esencial de la educación católica de los políticos, las universidades «deberían buscar ayudar a las personas a superar la debilitante separación entre la fe y la vida», declaró el purpurado, «una característica que desafortunadamente determina la vida de muchos hoy». El Cardenal pidió que la educación sea «una síntesis entre los valores espirituales y los elementos científicos, técnicos y profesionales.

«El amor de Dios y el refinamiento de la conciencia deben ir de la mano con la formación ética y profesional», exhortó el Presidente de la Pontificia Comisión. «Un paso obvio es introducir la doctrina social de la Iglesia donde sea posible en el currículo». De esta forma, las universidades podrían tener una gran impacto en la vida social. «La universidad católica completa debe ser orientada a producir excelentes políticos: hábiles, preparados y motivados a vivir su vocación plenamente, en servicio del bien común en el área de la cual son responsables».

Con información de Radio Vaticano.

 

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