Seúl (Miércoles, 15-01-2014, Gaudium Press) Mons. Andrew Yoem Soo-jung, Arzobispo de Seúl, Corea del Sur, considera su designación para ser creado Cardenal como un compromiso en favor de la Evangelización de Asia, sobre todo en los dos países que representan un desafío especial en el continente por sus graves restricciones a la libertad religiosa : Corea del Norte y China. En diálogo con Agencia Fides, el prelado comentó cómo interpreta su próxima creación como Cardenal.
Mons. Andrew Yoem Soo-jung, Arzobispo de Seúl, quien será creado Cardenal por el Papa Francisco en el consistorio de febrero. |
«Mi mirada se dirige a los Cardenales que en el pasado ha tenido nuestro país y que se dedicaron a la evangelización», afirmó Mons. Yeom Soo-jung. «Quiero seguir sus pasos». Por este motivo la noticia de su designación motiva un mayor compromiso, puesto que la dignidad de Cardenal es un servicio exigente. «Tengo que admitir que estoy un poco asustado y preocupado, pero acepto con humildad y con alegría la invitación del Santo Padre y de la llamada del Señor», declaró.
El Arzobispo de Seúl anunció que, «a través de esta llamada de Dios, rezo y daré mi apoyo total a la evangelización de la Iglesia en Asia, particularmente en China y Corea del Norte». Según Fides, el prelado eligió ese medio para su primera entrevista después del anuncio por ser el órgano oficial de información de las Obras Misionales Pontificias, para enfatizar su renovado interés misionero. «Esta es una tarea importante, no sólo para la Iglesia coreana», añadió.
La Iglesia en Corea del Sur conserva la responsabilidad de la evangelización de Corea del Norte, debido a que el país se encuentra bajo un régimen comunista que prohíbe por completo la labor de la Iglesia desde mediados del Siglo XX. La administración apostólica de las Diócesis norcoreanas son confiadas a prelados en Corea del Sur, quienes no pueden ingresar al territorio.
Según Ayuda a la Iglesia Necesitada, el número de católicos en el país no supera los 200. Un único templo católico es autorizado en Pyongyang, capital del país, pero se considera que la construcción sólo tiene un uso «decorativo» para el estado. «En esta nación comunista, ser ‘descubierto’ en una misa celebrada en un lugar no autorizado significa la cárcel o, aún peor, la tortura e incluso la muerte», destacó un informe de esta organización en 2012.
Con información de Agencia Fides y Ayuda a la Iglesia Necesitada.
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