Juba (Martes, 28-01-2014, Gaudium Press) Después de un frágil alto al fuego obtenido en Sudán del Sur mediante un acuerdo entre los bandos del actual presidente del país, Salva Kiir, y del ex vicepresidente Riek Machar, la Iglesia Católica hizo un llamado a la inclusión de los sectores civiles en la negociación que busca poner fin al conflicto y el cese inmediato e incondicional de las hostilidades. La reciente independencia de Sudán del Sur «no sólo fue un éxito militar», afirmaron los Obispos, quienes pidieron «ampliar la mesa de negociación» y deponer las separaciones étnicas y tribales.
La situación de violencia en Sudán del Sur ha ocasionado una crisis humanitaria de prioritaria atención. En la imagen, un campor de refugiados en la ciudad e Juba. Foto: UN Photo. |
La posición de los Obispos se dio a conocer a través de una declaración de la Asociación de Miembros de las Conferencias Episcopales del Este de África (AMECEA) que pidió el «cese inmediato de las hostilidades y el redescubrimieto de la nacionalidad en Sudán del Sur». Los prelados recordaron que los sursudaneses «estaban unidos en la lucha por la liberación de una nación, no sólo por sus tribus o grupos étnicos» y pidieron que la unidad sea valorada por encima de las diferencias entre los grupos.
Participación y papel de la Iglesia
La Iglesia también recordó que la independencia fue obtenida por Sudán del Sur como un pueblo, no sólo como un ejército, por lo cual no debe ser reducida a un éxito militar. Por este motivo aconsejó que se evite «la militarización de la administración y de los asuntos cotidianos» y se dé participación a todos los sectores en la búsqueda de soluciones a la crisis.
«También es de gran importancia recordar que, en medio de los sufrimientos del pueblo de Sudán del Sur por su independencia, la Iglesia jugó un rol muy crucial», destacaron los Obispos. Expresiones de esta labor fueron el trabajo por la reconciliación entre las diversas facciones al interior de la sociedad y la «provisión de servicios esenciales y la construcción de estructuras para estos servicios». La Iglesia alertó que la condición actual de violencia pone en riesgo dichas plataformas de servicio.
La alerta de la Iglesia no es infundada. De hecho, el Administrador Apostólico de Malakal, Mons, Roko Taban Musa, denunció el pasado 26 de enero que en un mes de combates se habían destruido la totalidad de obras construidas durante ocho años en Alto Nilo, Unidad y Jonglei.
La unidad del pueblo fundada en la fe cristiana
La identidad cristiana de los sursudaneses debería fomentar la unidad por encima de las divisiones énticas y políticas. Foto: CNS. |
Como una señal de esperanza para la situación actual, los Obispos propusieron rescatar la unidad que proviene de la fe: «Con gratitud a Dios, apreciamos el hecho de que Sudán del Sur es predominantemente cristiano; por esto el vínculo común del bautismo debería crear un sentido de verdadera hermandad y ayudar a los sursudaneses a desistir de una etnicidad y un tribalismo negativos». Los prelados pidieron que la fe sea la inspiración para la identidad y la unidad del pueblo como nación.
«Como la voz de la Iglesia es la voz de Dios, pueden los bandos en guerra escuchar esta voz que es clara: Dios quiere la paz para Su pueblo, ¡no más hostilidades y derramamiento de sangre!». Los Obispos expresaron su preocupación por los hechos de violencia y la transformación de un problema político en una crisis étnica en el país.
Las solicitudes de la Iglesia
La Iglesia realizó seis solicitudes puntuales con relación a la actual crisis. La primera es el «cese inmediato e incondicional de todas las hostilidades en todo el país» y el retorno del orden racional y moral en la sociedad. Una segunda petición es la apertura de «corredores para el acceso humanitario de las poblaciones desplazadas», para lo cual también invocaron la ayuda internacional para garantizar la supervivencia y el respeto de los derechos humanos de las comunidades.
Los Obispos también solicitaron ampliar la mesa de negociaciones para dar representación a todos los sectores, y suavizar las posiciones de los políticos y bandos en conflicto con el fin de proteger la vida y la dignidad humanas. Las negociaciones deberían conducir a una ruta que permita el diálogo, el perdón y la reconciliación, sin excluir la necesidad de justicia ni bloquear el camino a la verdad.
Finalmente, los Obispos del Este de África exhortaron a la comunidad internacional a apoyar las actividades humanitarias de Caritas Internationalis y otras organizaciones en Sudán del Sur y a todos los creyentes del mundo a «orar por una solución duradera en Sudán del Sur y el fruto de la paz duradera y al unidad». Los prelados reafirmaron su solidaridad con el país africano e instaron «a todas las personas involucradas en la crisis actual escuchar este mensaje. Que todos recuerden que la paz verdadera es un regalo de Dios. Confiamos el pueblo de Sudán del Sur a la Intercesión de María, Nuestra Señora Reina de la Paz y Reina de África».
Con información de AMECEA y Agencia Fides.
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