En la Casa Santa Marta, Santo Padre afirma que debemos rezar "con todo el corazón"

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 29-01-2014, Gaudium Press) La oración de alabanza nos hace fecundos: fue lo que dijo el Papa Francisco en la Misa celebrada en la mañana de este martes 28, en la Casa Santa Marta.

Con base en la lectura extraída del segundo Libro de Samuel, que narra la danza de David delante del Señor, el Papa contó a los presentes que es fácil entender la oración para pedir al Señor, o incluso para agradecerle, sin embargo, la oración de alabanza no nos viene de manera tan espontánea: «¡La oración de alabanza es una oración cristiana para todos nosotros!

¡En la Misa, todos los días, cuando cantamos el ‘Santo’, alabamos a Dios por su grandeza, porque Él es grande! Y le decimos a Él cosas bellas, porque nos gusta eso».

«¡Alabar a Dios es totalmente gratuito! No pedimos, no agradecemos: ¡alabamos!», resaltó. Según el Santo Padre, debemos rezar «con todo el corazón», pues «¡es un acto, inclusive, de justicia, porque Él es grande! ¡Es nuestro Dios!».

«¿Sé alabar al Señor?»

Luego, el Papa Francisco sugirió que los fieles se preguntasen cómo está su oración de alabanza al Señor. «¿Yo sé alabar al Señor? ¿Sé alabar al Señor cuando rezo el Gloria o el Sanctus, o muevo solamente la boca sin usar el corazón?».

«¿Yo me pregunto cuántas veces nosotros despreciamos en nuestro corazón personas buenas, que alaban al Señor como bien entienden, así espontáneamente, porque no son cultas, no siguen actitudes formales?», comentó.

Cuando preguntó a los presentes en la Casa Santa Marta cuál era el significado de la Palabra de Dios en este sentido, el Pontífice respondió que «la oración de alabanza nos torna fecundos», pues «aquel hombre o aquella mujer que alaba al Señor, que reza alabando a Él, que reza con alegría, es un hombre o una mujer fecundo».

Al final de su homilía, el Santo Padre invitó a los fieles a imaginar a David danzando con todas sus fuerzas delante del Señor. «Nos hará bien repetir las palabras del Salmo 23 que rezamos hoy: ‘¡Levantad, oh puertas, vuestros frontones, elevaos antiguos portales, para que entre el rey de la gloria!'». (LMI)