Juba (Martes, 04-02-2014, Gaudium Press) Desde mediados de diciembre del año pasado, Sudán del Sur está sumido en un conflicto interno que de acuerdo a diversas fuentes ha causado hasta el momento más de 1.000 víctimas mortales y alrededor de 500.000 desplazados. Ante esa grave crisis, los obispos del país africano han emitido una importante exhortación, que coincide con el término de su Asamblea Plenaria, desarrollada entre el 21 y el 31 de enero pasados.
Sudán del Sur consiguió su independencia al separarse de su vecino del norte, Sudán, en el 2011, después de una consulta ciudadana donde la independencia obtuvo una amplísima votación. Sudán había sufrido una sangrienta guerra civil que concluyó en el 2005.
Niños en Sudán del Sur Foto: Ayuda a la Iglesia que sufre |
«Estamos convencidos de que nos encontramos en un momento decisivo en la historia de Sudán del Sur. Decisiones fundamentales deben ser tomadas acerca de cómo nos ocupamos de nuestra historia pasada y presente, de cómo nos gobernamos a nosotros mismos como una nación, acerca de cómo las instituciones del Estado deben servir a los pobres», dijeron los obispos. El conflicto armado estalló en la capital Juba, a partir de una lucha de poder entre el presidente Salva Kiir, y el ex vicepresidente Riek Machar.
«Nuestra visión de una nación liberada en la que todas las personas son iguales y viven en paz parece estar quebrada», dijeron los prelados, que compararon la violencia en el país con el asesinato de Abel por parte de Caín.
Fueron muchos los temas abordados por el episcopado sudanés del sur en su mensaje. Por ejemplo, ellos señalaron que muchos de los líderes implicados en el conflicto son «fieles [asisten a iglesias], pero su comportamiento no indica una buena vida moral». «Tenemos que formar las conciencias y la ética profesional». Por esto los prelados hicieron hincapié en la necesidad de una buena educación para enseñar a los estudiantes «valores morales y éticos» y ayudarlos a entender las «estructuras y dinámicas de la sociedad».
Ellos hicieron también un llamado a no «personalizar» el poder político y no actuar en contra de los mejores intereses de la comunidad. Las instituciones del estado deben ser integradas por los mejores, aquellos elegidos por su «competencia y profesionalidad».
Asimismo deploraron la corrupción y el nepotismo, y los señalaron como factores que han contribuido a la desestabilización del país, impidiendo el buen funcionamiento estatal y el ofrecimiento adecuado de los servicios mínimos, engendrando así «resentimiento y desilusión». Instaron igualmente a la transparencia y la rendición de cuentas en el gobierno, así como el rechazo a «todo recurso a la violencia». Alentaron el periodismo responsable y la oposición a toda incitación a la violencia , la propaganda, las especulaciones y rumores.
Los obispos objetaron que las Iglesias fueran excluidas de las conversaciones de paz sobre el país habidas en Etiopía, e instaron a una campaña de oración que acompase todos los diálogos: «Hacemos un llamado a la nación y todas las personas de buena voluntad a seguir acompañando el proceso de paz y reconciliación con la oración y el ayuno».
Es de destacar la valiosa labor de Ayuda a la Iglesia Necesitada y de Catholic Relief Services asistiendo de múltiples maneras a las comunidades afectadas en esta crisis.
Con información del National Catholic Register
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