Túnez (Martes, 11-02-2014, Gaudium Press) La Iglesia en Túnez padece serias limitaciones en su libertad religiosa, realidad que fue expuesta por el Arzobispo de Túnez, Mons. Ilario Antoniazzi, en una reciente entrevista concedida a Agencia Fides. «No podemos actuar el apostolado de la palabra», explicó el prelado, «porque el llamado Modus Vivendi, una especie de pacto concordato firmado con el Estado tunecino después de la independencia nacional, no lo permite».
Mons. Ilario Antoniazzi, Arzobispo de Túnez. Foto: Patriarcado Latino de Jerusalén. |
Ante esta realidad , la Iglesia continúa su trabajo de una forma restringida: «Nuestro apostolado es un apostolado de la vida: presentamos a Cristo simplemente tratando de vivir de acuerdo con sus enseñanzas», expuso Mons. Antoniazzi. Sin embargo, las políticas han perjudicado gravemente a los creyentes. «Entre otras cosas, en 1964, de las más de 100 iglesias que hasta entonces poseía la comunidad católica de Túnez, la mayor parte fueron expropiadas por el Estado. Actualmente contamos sólo con 5 iglesias y 8 escuelas católicas».
El Arzobispo relató que las serias limitaciones en el reconocimiento de las propiedades de la Iglesia persisten: «Ni siquiera podemos comprar o arrendar edificios o recibir donaciones», con sus obvias implicaciones para el crecimiento de las comunidades y su aporte social. «Déjenme darles un ejemplo», agregó el prelado: «si una congregación religiosa decide cerrar un convento en Túnez no lo puede ceder al Arzobispado, sino que se convierte en propiedad de la nación».
Una Iglesia extranjera
Por estos motivos la mayoría de los católicos en el país musulmán son extranjeros. Estos son «en su mayoría estudiantes y trabajadores procedentes de África subsahariana», explicó Mons. Antoniazzi. «Es un desafío pastoral comprometido porque hemos calculado que cada año se pierden alrededor de un cuarto de los fieles». Según el Arzobispo, los creyentes permanecen un tiempo limitado en el país mientras completan sus programas de estudio o su contrato laboral. Quienes dejan el país son reemplazados por otros residentes temporales. «En la práctica, nuestra comunidad se renueva por completo cada cuatro años», expresó.
En estas condiciones, que se suman a las restricciones a las manifestaciones públicas de la fe, la Iglesia en Túnez tiene posibilidades mucho menores de llevar a cabo un trabajo pastoral de largo plazo. «Sembramos, pero no recogemos», relató el prelado. «Está bien así igualmente. A los fieles que regresan a sus países siempre les digo que no se olviden de lo bueno que Túnez les ha dado, también a nivel espiritual».
Las declaraciones de Mons. Antoniazzi fueron hechas antes de la aprobación de la nueva Constitución de Túnez el pasado 27 de enero, un texto que incorpora el derecho a la libertad de cultos. Muchas de las disposiciones entrarán en vigencia una vez se haya establecido un Tribunal Constitucional y un gobierno elegido democráticamente. «El proceso de transición sigue siendo largo», afirmó sobre el tema el Arzobispo. «Pero hay que tener confianza en los tunecinos».
Con información de Agencia Fides.
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