Nueva York (Miércoles, 12-02-2014, Gaudium Press) El Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU en Nueva York, Mons. Francis Chullikatt, motivó a los estados a trabajar por una auténtica promoción de los derechos de las mujeres que no vaya en contra de su identidad y esencia. «El acercamiento a las mujeres en los objetivos de de desarrollo sostenible deben reconocer y permitir a las mujeres superar las barreras puestas a la equidad sin forzarlas a abandonar lo que es esencial para ellas».
Mons. Francis Chullikatt, Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU en Nueva York, Estados Unidos. Foto: Diócesis de Bridgeport. |
El prelado denunció que en la actualidad las mujeres y las niñas sufren graves afrentas a su dignidad humana, especialmente cuando se encuentran en situación de especial vulnerabilidad. Entre los males más graves citó el aborto selectivo y el infanticidio empleados en sociedades que menosprecian a la mujer, la trata de personas, mutilaciones, violencia doméstica, matrimonio forzado, abuso y las esterilizaciones y abortos forzados. Estas y otras graves problemáticas requieren el trabajo comprometido de los estados.
Ayuda a la mujer que no perjudique la familia
Sin embargo, Mons. Chullikatt advirtió sobre el riesgo de diseñar políticas inadecuadas en la búsqueda de la igualdad de derechos de las mujeres. «Sería ingenuo equiparar la equidad con la uniformidad», comentó. «El desarrollo para las mujeres será verdaderamente sostenible sólo cuando respete y permita a las mujeres escoger y priorizar sus acciones de acuerdo a oportunidades equitativas en el contexto de relaciones familiares reales que enmarcan su vida, no a pesar de ellas».
El Arzobispo profundizó este concepto, que lo aplicó como ejemplo en el ámbito laboral, donde los esfuerzos deben ir más allá de facilitar el acceso al trabajo remunerado. El prelado pidió «asegurar la reconciliación entre el trabajo pago y las responsabilidades familiares» a través de políticas de familia y maternidad, salarios equitativos, beneficios durante el desempleo y pensiones que sean suficientes para una vida familiar sostenible. «Se necesitan esfuerzos serios para apoyar a las mujeres en sus decisiones familiares», afirmó el Observador Permanente.
Mons. Chullikatt concluyó que el trabajo hacia el desarrollo sostenible debe asegurar que todo miembro de la familia humana pueda participar de los beneficios del desarrollo internacional. El prelado pidió «una agenda de desarrollo verdaderamente incluyente que ponga en primer lugar a los últimos entre nosotros», de forma que «el estatus de una persona al nacer (de hecho, antes de nacer)», no imponga límites a los «derechos inalienables que derivan de su inherente dignidad humana».
Con información de Misión Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas.
Deje su Comentario