Ciudad del Vaticano (Martes, 18-02-2014, Gaudium Press) En la visita que el Papa Francisco hizo a la parroquia romana de Santo Tomás Apóstol en Infernetto, el domingo en la tarde, el Pontífice habló del corazón humano, de la rectitud del corazón y de la dañina fuerza de las palabras malas. En la parroquia romana el Pontífice se encontró con niños que este año reciben la Comunión y la Confirmación, con niños recientemente bautizados y sus padres, y demás fieles entre los que resaltaban un grupo de enfermos.
Foto: Radio Vaticano |
«¿Qué hay en mi corazón -dijo el Papa- perdón? ¿Hay una actitud de perdonar a los que me han ofendido, o hay una actitud de venganza? Tenemos que preguntarnos qué hay dentro, porque lo que está dentro sale y hace el mal, su es malo, y si es bueno, también sale y hace el bien. Y es muy hermoso decirnos la verdad a nosotros mismos, y avergonzarnos cuando estamos en una situación que no es como la que Dios quiere.».
El Papa recordó el Evangelio de hoy en que Jesús decía: «Habéis oído que fue dicho a vuestros padres: ‘No matarás’. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, lo mata, en su corazón». «Y el que insulta a su hermano -ha subrayado el Papa Francisco- lo mata en su corazón; el que odia a su hermano lo mata en su corazón; cualquier persona que habla mal de su hermano , lo mata en su corazón. Quizás no nos damos cuenta,.. chismorreamos de éste o de aquel.. Y esto es matar al hermano… Por eso, es importante saber lo que hay dentro de mí, lo que pasa en mi corazón. Si uno entiende su hermano, a la gente, ama porque perdona: entiende, perdona, es paciente».
«Debemos pedir al Señor dos gracias -concluyó el Papa Francisco- La primera, saber lo que hay en mi corazón para no vivir engañados. La segunda: hacer el bien que está en nuestros corazones, y no hacer el mal que hay en nuestros corazones. Y hablando de » matar», recordad que las palabras matan . Incluso los malos deseos matan… Parece cómo si el pecado de calumnia, el pecado de difamación hubieran sido eliminados del Decálogo. Y hablar mal de una persona es pecado… Pidamos siempre al Señor que nos ayude a amar a los demás. Y si no puedo amar a una persona, ¿por qué no puedo? Recemos por esta persona, para que el Señor me haga quererla. Y seguir así, recordando que lo que ensucia nuestra vida es lo malo que sale de nuestro corazón».
Finalizada la Eucaristía, el Santo Padre saludó a los familiares de los sacerdotes y encontró al consejo pastoral.
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