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San Pablo (Lunes, 18-02-2014, Gaudium Press) En la Arquidiócesis de San Pablo, Brasil, como en las otras diócesis, los párrocos son substituidos, después de ejercer por cierto tiempo su misión sacerdotal en alguna parroquia.
Es algo de rutina, sin embargo, por la magnificencia del acto, sale de lo casual y, por su sacralidad, se eleva, se transforma en hecho importante, noticioso, histórico…
En este año hubo una coincidencia de fechas y en los dos primeros meses fueron innúmeros los párrocos substituidos por otros tantos sacerdotes que recibieron mandato episcopal para ejercer esta función:
Nueve de febrero de 2014, Iglesia Inmaculado Corazón de María, de la calle Jaguaribe, 735, San Pablo, al encargo de sacerdotes Claretianos. Todo listo para la toma de posesión del nuevo párroco, padre Brás Lorenzetti. El equipo litúrgico revisa los últimos detalles antes del inicio de la ceremonia. El Obispo, Mons. Tarcisio Scaramussa, llega con tiempo para revisar detalles de la liturgia. Presencia masiva de las comunidades claretianas de Jaguaribe y de Martim Francisco.
También en el salón parroquial y en la cocina los equipos trabajan para dejar el ambiente post-misa agradable a los visitantes y a la comunidad parroquial.
La celebración eucarística de posesión transcurre normalmente, según el ritual: el nuevo párroco recibe las llaves de la Iglesia y del Sagrario que debe ser el centro de toda la vida espiritual. El libro de los Santos Evangelios es también entregado: él va llevar la Palabra de Dios a sus parroquianos.
Él recibe también los Santos Óleos del bautismo y luego viene el momento de la imposición de la estola para simbolizar su incumbencia y mandato para administrar los sacramentos, entre ellos, el sacramento del perdón, la confesión.
Poco antes, delante del Obispo, el neo-párroco había renovado sus promesas sacerdotales, declarado su adhesión total a las verdades del Credo y su obediencia a la Iglesia y sus legítimos pastores: todo lleno de seriedad, compromiso, amenidad.
Por eso no faltaba la presencia de la emoción. Ella nacía del agradecimiento anticipado, del reconocimiento de que toda la ceremonia conducía al párroco a ser, más que dirigente, alguien que sirve a Dios en la persona del hermano. Sin duda, una responsabilidad asumida que emociona… que abre el alma e introduce en ella luz para comprender que la alegría nace del «amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo».
Pero, la celebración llegaba a su final y algunos representantes hacen uso de la palabra: Gratitud al párroco cesante (Padre Helmo Cesar Faccioli) y a sus diecisiete años de intensa actividad y donación.
El recién posesionado también pronuncia palabras de gratitud y lanza su propuesta para el futuro… luego llegaría el final de la tomada de posesión del nuevo párroco. Era la hora de los saludos, de la confraternización y también del almuerzo.
Representantes de las diversas pastorales y equipos parroquiales acogen a los visitantes… de Río Claro, donde hasta muy poco tiempo atrás sirvió el Padre Brás. Los jóvenes sirven, el clima es de contento, esperanza…
Los visitantes todavía se quedan un tiempo para conversar, intercambiar experiencias, convivir, estar juntos: son todos hermanos… El equipo de la cocina también se queda trabajando hasta la nochecita para el «post festum…», están todos contentos. (JSG)
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