Corrientes (Viernes, 21-02-2014, Gaudium Press) El Arzobispo emérito de Corrientes, Argentina, Monseñor Domingo Salvador Castagna, hizo un llamado a la recuperación de los valores cristianos en todas las dimensiones de la vida humana, como parte de su reflexión sobre el texto del Evangelio del próximo domingo 23 de febrero. El prelado denunció que la propuesta del Evangelio, que no es otra que Jesucristo mismo, contiene los valores «que el mundo actual se empeña en arrinconar entre los trastos viejos e inutilizados de la historia. Es preciso recuperarlos y exponerlos hoy a los hombres y mujeres de nuestro tiempo».
Mons. Domingo Salvador Castagna, Arzobispo emérito de Corrientes, Argentina. Foto: Parroquia Cruz de los Milagros. |
«El Evangelio, que la Iglesia predica, no se constituye en un elenco de preceptos morales, o en una ideología entre otras: es Jesucristo», explicó Mons. Castagna.»En Cristo está todo dicho». En contradicción al testimonio de Jesús, el mundo ofrece «valores a medio lograr, y las verdades ‘en retazos'», que son insuficientes para dar respuesta a las necesidades del hombre. Por esto es indispensable mantener en todo la presencia de Cristo.
El Arzobispo emérito hizo un llamado a renovar el impulso evangelizador de la Iglesia para producir una auténtica transformación. «Es misión de la Evangelización, que la Iglesia de Cristo no deja de renovar, que los valores mencionados ocupen sus lugares originales. De otra manera se producirá un naufragio irreparable». El prelado alertó sobre la falta de conciencia sobre la importancia de esta actividad y la indiferencia o descuido que puede apoderarse de los cristianos. De la misma forma como nadie puede escapar de los males generalizados por esta situación, «nadie, tampoco, puede excusarse de su personal responsabilidad, a la hora de decidir políticas y comportamientos, tanto públicos como privados».
Mons. Castagna concluyó su reflexión con un llamado a la conversión personal. «El Evangelio es pacíficamente revolucionario. El cambio que propicia se produce en el interior de cada persona», enseñó. «¡Cuántas veces lo hemos escuchado!: ‘no hay cambio real de estructuras, sin que cambien las personas que las han creado y necesitan reemplazarlas’. Es un desafío que debemos aceptar solidariamente y con honesta disponibilidad a esas necesarias conversiones», exhortó el prelado.
Con información de AICA.
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