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¿Espíritu Santo es Dios?

Redacción (Martes, 25-02-2014, Gaudium Press) Uno de los principales misterios de nuestra Fe -Dios es uno en esencia y trino en Personas- nos vino a través de la Revelación de Jesucristo.

La trinidad y unidad divina es un tan grandioso misterio escondido en Dios, desde toda eternidad, que ni el mayor de los Serafines sería digno de revelarlo a los hombres. Y, aún así, aunque nos haya sido revelado por Nuestro Señor, en esta Tierra no lo podemos entender por completo, solo en la visión beatífica comprenderemos a Dios tal como Él es. «Hoy vemos como por un espejo, de manera confusa, pero entonces veremos cara a cara. Hoy conocemos de manera imperfecta, entonces conoceremos exactamente» (I Cor 13, 12).

1.jpgRecorriendo las páginas del Evangelio, encontramos diversas manifestaciones de la Trinidad: «Después que Jesús fue bautizado, salió luego del agua. Es que los Cielos se abrieron y vio descender sobre Él, en forma de paloma, el Espíritu de Dios. Y del Cielo bajó una voz: Es mi Hijo muy amado en quien pongo mi complacencia» (Mt 3, 16-17). El Paráclito se revela en la paloma, uniéndose a la voz del Padre, y la Trinidad se manifiesta a los hombres, en Cristo Jesús.

Pero, ¿verdaderamente podemos considerar al Espíritu Santo como Dios?

La Iglesia así lo definió en el Símbolo de Nicea: «Creo en el Espíritu Santo, Señor que da la vida, y procede del Padre y del Hijo». 1
Entonces, ¿por qué se le considera como un «Dios desconocido»? 2 El propio Apóstol da testimonio de que la Tercera Persona de la Santísima Trinidad es ‘desconocida’: «llegó a Éfeso, donde encontró algunos discípulos e indagó de ellos: ‘¿Recibisteis el Espíritu Santo, cuando abrazasteis la Fe?’. Le respondieron: ‘¡No, ni siquiera oímos decir que hay un Espíritu Santo!'» (At 19, 1-2). Y si esta pregunta se hiciese en nuestros días, ciertamente la misma respuesta sería dada por un número considerable de cristianos.

El Espíritu Santo es idéntico al Padre y al Hijo, «es de la misma naturaleza del Padre y del Hijo, así como el Hijo es el Verbo de Dios, así también el Espíritu Santo es el Amor del Padre y del Hijo».3 El amor del Padre por el Hijo y del Hijo por el Padre es tan grande y perfecto, que hace proceder otra Persona eterna, que es el Espíritu Santo. Esta procedencia se realiza por vía de espiración de amor del Padre y del Hijo. 4

Mons. João Scognamiglio Clá Dias 5 profundiza también acerca de la Trinidad de Dios: El Padre, que es Dios, genera al Hijo, que es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad; contemplando al Hijo, idéntico a Él, ve todas las grandezas que hay en Él, idénticas a las de su propia Persona, y lo ama enteramente. El Hijo admira al Padre y el Padre admira al Hijo; de ese amor procede una Tercera Persona, que es el Espíritu Santo. En teología, la relación íntima de las tres Personas divinas en el misterio de la convivencia trinitaria se llama pericórisis (perichoresis). De tal manera los tres son idénticos que si el Padre o el Espíritu Santo se encarnasen serían iguales, pues «quien me vio, vio al Padre» (Jn. 14, 9).

Por la Hna. Letícia Gonçalves de Sousa, EP

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1 SÃO PIO V. Catecismo Romano. Trad. Frei Leopoldo Pires Martins. Petrópolis: Múltipla, 1950, p. 66
2 Cf. ROYO MARÍN, Antonio. El gran desconocido: el Espíritu Santo y sus dones. 2.ed. Madrid: BAC, 2004
3 SÃO TOMÁS DE AQUINO. Exposição sobre o Credo. Trad. D. Odilão Moura. 4.ed. São Paulo: Loyola, 1981, p. 70.
4 Cf. ROYO MARÍN. El gran desconocido: el Espíritu Santo y sus dones. Op. cit. p. 18.
5 Cf. CLÁ DIAS. Homilia na Solenidade da Santíssima Trindade. Op. cit.

 

 

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