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La Paz (Miércoles, 26-02-2014, Gaudium Press) En un artículo divulgado por Iglesia Viva, el servicio informativo oficial de la Iglesia en Bolivia, el sacerdote Miguel Manzanera criticó la reciente campaña del Ministerio de Salud boliviano para la prevención del Sida y otras enfermedades, que anunció el reparto masivo de 1.35 millones de profilácticos en tres ciudades en tiempos de carnaval. Este tipo de campañas, denunció, «lejos de ser pedagógicas, crean en los adolescentes y jóvenes la falsa idea de que la relación sexual es saludable siempre que se use» este tipo de productos, lo cual resulta abiertamente contraproducente.
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| La auténtica protección frente a las enfermedades de transmisión sexual es la recuperación de la virtud de la castidad y la fidelidad en el sacramento del Matrimonio. Foto: Burner_24_7 |
El sacerdote alertó que la campaña es respaldada por numerosas organizaciones gubernamentales y privadas, a pesar de que «no hay estudios serios que avalen» la creencia de que el fomento del uso de profilácticos reduzca el número de personas con enfermedades de transmisión sexual o la cantidad de embarazos no planeados. En su lugar, experiencias como la de países africanos comprueban cómo dicha estrategia «empeoró significativamente el número de contagios de sida».
Falsa sensación de seguridad
Esta realidad fue alertada en el viaje del hoy Papa emérito Benedicto XVI a África en 2009, cuando indicó que dichas campañas «más bien contribuyen a la promiscuidad sexual con las consecuencias de contagios y embarazos irresponsables», resumió el P. Manzanera. El sacerdote citó la opinión de expertos en salud pública como Daniel Halperin, Tony Anatrella y otros, quienes señalan que «muchos jóvenes ilusionados con la propaganda» creen que pueden evadir su responsabilidad a través del uso de un producto «y son incitados a tener muchas más relaciones, incluso promiscuas con personas desconocidas».
El sacerdote y teólogo recordó que ningún artefacto puede garantizar la seguridad frente a un contagio, ya que naturalmente presenta deficiencias teóricas (características físicas del producto y de la forma de contagio de diversas enfermedades) y falencias prácticas producto de las situaciones concretas en las que se emplee. «En las fiestas de carnaval el ambiente de provocación sexual, aumentada por la ingesta de alcohol, aumenta notablemente la tasa de falencia, pudiendo ser muy alta», alertó el autor.
Consecuencias a mediano y largo plazo
De una forma más grave que la sola falla técnica de la estrategia de prevención, el P. Manzanera advirtió sobre las consecuencias profundas de este tipo de campañas. La promoción del profiláctico «erosiona la conciencia moral, todavía en formación, que indica que la relación sexual sólo es moralmente buena dentro del matrimonio, donde existe un contexto de amor conyugal fiel», denunció el teólogo.
Además, advirtió, los jóvenes objeto de estas campañas, «llevados por el instinto sexual, se inhabilitan para poder vivir la fidelidad en el matrimonio». De esta manera, la educación inadecuada sobre la sexualidad afecta de modo grave a las familias. «Si se casan tienen más probabilidades de fracaso conyugal y se condenan a una vida egoísta con contactos esporádicos y poco duraderos», comentó.
«Tal como enseña la Palabra de Dios, debemos respetar nuestro cuerpo como templo» del Espíritu Santo, concluyó el P. Manzanera,»que nos invita a la fidelidad y no al goce pasajero e irresponsable de la sexualidad que nunca satisfará la vocación del hombre al verdadero amor».
Con información de Iglesia Viva.
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