Redacción (Miércoles, 26-02-2014, Gaudium Press) La Metafísica es considerada por Santo Tomás de Aquino como la filosofía prima, porque todas las ciencias toman sus principios como fundamento para cualquier ulterior investigación. Pero, al mismo tiempo, es considerada la cumbre de todo el esfuerzo filosófico porque trata de las cosas divinas y de las causas altísimas. No es por menos que la Congregación para la Educación Católica haya insistido recientemente en su Decreto de Reforma de los Estudios Eclesiásticos de Filosofía, respecto al papel de la metafísica para superación de la crisis actual de la filosofía y buscar algo de absoluto y que sirva de fundamento.
La Metafísica, al ofrecer una visión amplia de las realidades, propone aquello que ninguna riqueza puede comprar: la Sabiduría, la cual «sabe y conoce todas las cosas. Ella me guiará prudentemente en mis acciones y me protegerá con su gloria». (Sb 9, 11). En suma, la sabiduría tiende a considerar todo en la contemplación de lo divino por la penetración de los misterios más profundos y así poder manifestar a los demás.
Bajo esa perspectiva, la Metafísica lejos de ser un conjunto de elucubraciones fantasiosas, es la ciencia más importante de todas porque no visa las realidades particulares, sino la totalidad. Pero entonces, ¿la Metafísica para qué serviría propiamente?
Ciertamente como fundamento para aquella búsqueda de Verdad que brota del interior de todos los hombres…
Por Diácono Felipe Ramos, EP
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