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Bogotá (Jueves, 27-02-2014, Gaudium Press) la Iglesia en Colombia se prepara para un gran evento por la vida que se celebrará el próximo 25 de marzo, «Día del Niño por Nacer». La jornada, que viene siendo impulsada por el Departamento de Promoción y Defensa de la Vida del Secretariado Permanente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), tendrá como eje central una celebración Eucarística.
La cita será a las 9:00 de la mañana en la Catedral Primada de Colombia para la Santa Misa que presidirá el Cardenal Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Bogotá y Presidente del Episcopado Colombiano.
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En la ocasión también está previsto el lanzamiento de la Campaña «Fecundar Vida», iniciativa animada también por el Departamento de Promoción y Defensa de la Vida de la CEC, que tiene por objeto evangelizar en las parroquias colombianas sobre la cultura de la vida y generar una mayor sensibilización sobre la importancia de apoyar a las mujeres con embarazos inesperados (Ver noticia anterior).
La celebración Eucarística, así como el lanzamiento de la campaña, contará con la presencia de madres en gestación quienes recibirán un kit con la primera muda de ropa y pañales para sus bebés. Además, está estipulado un encuentro de oración, música y charlas que tienen por objeto fomentar la defensa de la vida humana.
El Departamento de Promoción y Defensa de la Vida de la CEC, está invitando a todos los fieles colombianos para que se sumen a esta jornada ya sea en la Catedral Primada o desde las parroquias encendiendo una vela por la vida.
Día del Niño por Nacer
El Día del Niño por Nacer se celebra cada año con motivo de la Solemnidad de la Anunciación, el 25 de marzo. Fue el Papa Juan Pablo II, en su Encíclica ‘Evangelium Vitae’, publicada justamente en dicha solemnidad, quien determinó esta fecha para conmemorar el don de la vida humana.
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En dicha Encíclica, el próximo santo señala: «La Iglesia sabe que este Evangelio de la vida, recibido de su Señor, tiene un eco profundo y persuasivo en el corazón de cada persona, creyente e incluso no creyente, porque, superando infinitamente sus expectativas, se ajusta a ella de modo sorprendente. Todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón y no sin el influjo secreto de la gracia, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término, y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo».
Con información de la CEC.
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