Ho Chi Min (Jueves, 27-02-2014, Gaudium Press) En el distante Vietnam, en la parroquia de Thanh Da, la Asociación de Madres Católicas lleva adelante un proyecto caritativo denominado: «Un plato de sopa de Madre Teresa». Desde julio de 2011 esa Asociación distribuye comida caliente y asistencia cotidiana a los que sufren. Atienden a todos, católicos o no.
Al inicio, ese proyecto caritativo ofrecía la preparación y distribución de comidas, en dos días por mes, para un total de cerca de 200 personas. En poco más de tres años la Asociación distribuye su plato de sopa diario a más de 17.400 personas.
Joseph Thi, jefe del Comité pastoral de la parroquia de Thanh Da, define estas señoras «Madres Católicas» como una «bendición del cielo», una vez que ellas desarrollan un trabajo fundamental en un contexto social y sanitario difícil.
Actualmente llega al número de 500 los enfermos que diariamente reciben con regularidad la asistencia de los voluntarios católicos. La variedad de los platos fue muy enriquecida y ha favorecido la recuperación física y la resistencia de los atendidos.
Con este mismo espíritu de caridad cristiana, hace varios años, la Cáritas de la Arquidiócesis de Ho Chi Mim viene promoviendo proyectos a favor de los enfermos portadores de cáncer, al sur de Vietnam. Entre las muchas actividades, está la del proyecto que prevé también la preparación y distribución de comida -un plato de sopa- para los enfermos y para sus familiares.
Cada año, en Vietnam son registrados 150 mil nuevos casos de tumores cancerígenos de todos los tipos y el número de muertos llega a 75 mil.
Los no católicos que reciben asistencia de las actividades caritativas de la parroquia de Than Da, afirman que la actitud misericordiosa de los católicos se convirtió en «una consolación para los enfermos», como afirma una mujer budista cuyo padre enfermo «encuentra conforto» hablando con los católicos. «Vinimos de la provincia -cuenta ella- y no tenemos ni comida, ni dinero. Recibimos de los católicos la sopa caliente y también nos dan coraje para aprovechar del mejor modo posible los últimos días de mi Padre. Esta es nuestra espiritualidad, tiene un gran valor y está cargada de significado».
En una población de 87 millones, los católicos son poco más de 7%. Pero sus obras de caridad son, casi siempre, la única esperanza para muchos.
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