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Ciudad del Vaticano (Martes, 11-03-2014, Gaudium Press) Ayer, la Oficina de Prensa de la Santa Sede confirmó el viaje del Papa Francisco a Corea del Sur, del 14 al 18 de agosto de este año, coincidiendo con la Sexta Jornada de la Juventud Asiática, que tendrá lugar en la diócesis de Daejeon. Allí también presidirá la beatificación de 126 mártires coreanos.
Este será el 3er. viaje apostólico internacional del actual pontífice. Los otros dos son el que tuvo lugar en Río de Janeiro, para la Jornada Mundial de la Juventud, entre el 23 y el 28 de julio del año pasado, y el previsto del 24 al 26 de mayo del 2014 a Tierra Santa.
No será esta la primera vez de un Papa en la península de Corea. Juan Pablo II ya estuvo allí, dos veces, en 1984 y en 1989. Ya en su primera visita, el Papa polaco destacaba la vitalidad de la Iglesia coreana.
El 3 de mayo de 1984, en el aeropuerto de Seúl, el Pontífice polaco afirmaba que «también hoy el maravilloso florecer de la fe cristiana en Corea promete enriquecer espiritualmente tanto a vosotros como a los otros. El bicentenario de la Iglesia católica en vuestro país me ofrece la ocasión de afirmar que la fe en Jesucristo puede realmente llevar ese enriquecimiento a la cultura, a la sabiduría y a la dignidad del pueblo coreano».
Tras la Guerra de Corea, solo el 2% de los nacionales eran cristianos. Hoy son el 10%, 5.3 millones de personas. Cada año, se bautizan un promedio de 100.000.
El dinamismo de la Iglesia en Corea
Muchos elementos justifican esta gran expansión de la Iglesia en el país. Por ejemplo, los matrimonios mixtos: De 20.000 matrimonios en la Iglesia en Corea, 12.000 incluían un cónyuge no cristiano. «El sacramento nupcial se convierte en un camino hacia la conversión; puedo decir con gozo que después de un año de vida casada casi siempre llega un nuevo bautizo de adultos a esas familias», declaró Mons. Lázaro You Heung-sik, obispo de Daejeon.
Entretanto, el factor más dinámico para promover las conversiones parece ser el compromiso del católico con la vida eclesial. «Hoy en Corea el que se convierte sabe que debe comprometerse en uno de los grupos, asociaciones o movimientos parroquiales. No es admitido el católico pasivo», escribió el misionero Piero Gheddo en el diario italiano Avvenire.
Las parroquias tienen diferentes cursos de catequesis, el catecumenado -de un año- conduce al neófito a algún movimiento, como por ejemplo la Legión de María, que es muy activa en Corea.
«Abrazar el cristianismo en Corea significa entrar en un grupo que te compromete a fondo, te da normas de comportamiento y de compromiso, te hace pagar las cuotas de participación y te da las oraciones para rezar todos los días. Cuando se entra en la Iglesia se acepta todo esto. Éste es el espíritu coreano: o aceptas y te comprometes o no aceptas y te vas», explicó al padre Gheddo el párroco Paul Kim Bo Rok.
Con información de Zenit y Religión en Libertad
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