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Cardenal Rouco Varela inauguró la Asamblea Plenaria del Episcopado Español

Madrid (Martes, 11-03-2014, Gaudium Press) Con un discurso del Arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, D. Antonio María Rouco Varela, y unas palabras de saludo del Nuncio en España, Mons. Renzo Fratini, quedó inaugurada la CIII Asamblea Plenaria del Episcopado Español.

Durante esta Asamblea se procederá a la elección del nuevo Presidente, de los integrantes del Comité Ejecutivo -salvo el recién elegido Secretario General- y los presidentes de las diversas Comisiones. La Asamblea irá hasta el próximo viernes, día 14 de marzo.

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En su discurso el Cardenal Rouco Varela hizo un largo recuento de las actividades y documentos de la Conferencia Episcopal Española en sus años de existencia, luego de explicar algunos aspectos teológicos y canónicos de lo que es una conferencia episcopal.

El Cardenal recordó que «cuando la Iglesia interviene públicamente sobre estos asuntos no lo hace para reivindicar ningún privilegio para ella misma. Lo hace más bien para colaborar a la justa ordenación de la vida social y a la tutela adecuada de los derechos fun­damentales de todos los ciudadanos. Naturalmente la palabra de los obispos en este, como en todos los campos, recibe su inspiración y su fuerza del Evangelio de Jesucristo. Pero el Evangelio no se superpone a la vida humana como si fuera algo extraño o exterior a ella, sino que constituye la luz inte­rior de lo humano y la fuerza que lo cura de sus heridas».

Para Mons. Rouco Varela «el matrimonio y la familia no son una realidad exclusiva o particular de los cristianos. Constituyen más bien la célula básica de todo cuerpo social. Cuando no son reconocidos ni protegidos por la sociedad ni por las leyes de modo adecuado a su naturaleza propia y a su relevancia humana, la Iglesia ha de prestar su ayuda, con su palabra y con su vida, al camino del hombre. Es lo que la Conferencia Episcopal ha tratado de hacer, según su responsabilidad propia, con intervencio­nes tan apreciadas como ‘La Familia, Santuario de la Vida y Esperanza de la Sociedad’, documento básico publicado por la Asamblea Plenaria en abril de 2001, y complementado lue­go con el Directorio de la pastoral familiar de la Iglesia en España, de la Asamblea Plenaria de noviembre de 2003».

El todavía Presidente de la Conferencia Episcopal recordó que «la tutela del derecho a la vida se ha enfrentado en los últimos años a nuevos desafíos, tanto en los comienzos de la existencia como en los finales de la misma. La Conferen­cia Episcopal ha acompañado con su discernimiento moral y pastoral a nuestra sociedad con intervenciones como Algunas orientaciones sobre la ilicitud de la reproducción humana artificial y sobre las prácticas injustas autorizadas por la Ley que la regulará en España, de la Asamblea Plenaria de marzo de 2006, y otras sobre la regulación del aborto y del proceso final de la vida».

Y mirando hacia el futuro y sus retos explicó que la «gran tarea pendiente es la tarea de la misión, la tarea de la nueva evangelización, a la que nos invita con tanta convicción y capacidad de movilización del papa Francisco. ¿Cómo hacerlo en la España actual? El papa nos ha dado pistas sugerentes y valiosas en su discurso del pasado día 3, con motivo de nuestra Visita ad limina».

«Una cultura mundana, que arrincona a Dios en la vida privada»

Haciendo un análisis de la España actual D. Antonio María Rouco Varela señaló que «la situación no es fácil. Nos encontramos -como nos re­cordaba el Papa- «ante una cultura mundana, que arrincona a Dios en la vida privada y los excluye del ámbito público». Por eso, sufrimos el envejecimiento alarmante de nuestra so­ciedad, con el matrimonio y la familia atravesando una crisis profunda; la cultura disgregadora y materialista del tener y disfrutar se percibe en muchos campos, en particular, res­pecto de los inmigrantes, afectados, como también las clases medias, por la crisis cultural y económica; la misma nación española se encuentra con graves problemas de identidad, amenazada por posibles rupturas insolidarias; el nivel inte­lectual del discurso público es más bien pobre, afectado por el relativismo y el emotivismo. Todo ello configura una situa­ción cultural que bien podemos calificar de «postcristiana»».

No obstante el Presidente de la CEE no pierde la esperanza pues «también sabemos que hay muchos signos para la es­peranza: una Iglesia que cuenta con una nueva generación de sacerdotes y de laicos, en los nuevos movimientos eclesiales y en la vida consagrada, dispuestos al testimonio y a la evan­gelización, con humildad y sin complejos; familias y jóvenes cristianos comprometidos apostólicamente con su vocación; muchos abuelos que son verdaderos apóstoles y evangeliza­dores; una fe que mantiene sus hondas raíces en la conciencia popular, alimentada por la piedad del pueblo y por el ejerci­cio de la caridad con los más necesitados, aquí y en los países más pobres».

Concluyó el Cardenal afirmando que los obispos españoles, «según nos ha recordado el Santo Padre, sabemos que no estamos solos, que el Espíritu de Jesucristo y el santo Pueblo de Dios nos acompaña. Por eso, no ahorraremos esfuerzos para abrir nuevos caminos al Evangelio, como quiere el Papa».

Palabras del Nuncio

Mons. Renzo Fratini, Nuncio Apostólico en sus palabras de saludo felicitó a los Obispos por la reciente Visita ad Limina: «Les felicito por su feliz desarrollo y agradezco vivamente esta nueva prueba de comunión con el Sucesor de Pedro y de atención para con la Iglesia Universal.

«Permítanme evocar juntos este gozoso contacto reciente, y repensar resumidamente la palabra del Papa. El Santo Padre, sin ignorar la presencia en la realidad actual de ‘la indiferencia’ de muchos bautizados y del influjo de una ‘cultura mundana’, ha querido dar ánimo al episcopado español: ‘seguid adelante con esperanza’- ha dicho-. Una esperanza que se apoya en la acción ‘generosa’ del Espíritu Santo en el corazón de los fieles, y en la realidad histórica de la Iglesia que peregrina en España, en cuya trayectoria, prevalece «la gracia divina que nunca se extingue».

«Convencidos de esta Caridad infundida, el Papa les ha pedido en particular ‘abrir caminos nuevos al evangelio’, caminos por los cuales los fieles ‘descubran lo que ya anida en su interior’ y cultiven el don por el que se hacen ‘amigos y hermanos de Cristo’. Es desde la perspectiva de la semilla, de la divina gracia, desde donde el Papa ha señalado, particularmente a esta Conferencia Episcopal, el acompañamiento de las familias, el incremento de las vocaciones sacerdotales y el cuidado testimonial en la atención a los pobres. El Amor de Dios se manifiesta en la entrega y el sentido del otro, particularmente del débil. Todo esto invita a ponerse en «estado de misión permanente… de anuncio incesante y animación constante», teniendo en cuenta, a la luz del modo divino, la paciencia en el proceso de maduración inherente a todo crecimiento, sabiendo «respetar con humildad, los tiempos de Dios».

El Nuncio Apostólico agradeció el trabajo del Cardenal Rouco Varela en sus años de presidente de la Conferencia Episcopal Española con las siguientes palabras: «Refiriéndome en concreto a los temas señalados en la presente Asamblea, que procederá a la renovación de cargos, me dirijo a Vuestra Eminencia, Sr. Cardenal Presidente, haciendo propios los sentimientos de viva gratitud de esta Conferencia Episcopal por la tarea desarrollada al servicio de la Iglesia que peregrina en España. En su delicada encomienda, Sr. Cardenal, he apreciado su generosa entrega con sentido eclesial, su saber actuar desde el conocimiento real de las causas y su confianza en el Señor, sabiendo que es El, el que «guía a la nave de su Iglesia sabiamente, asistiéndola con la fuerza del Espíritu Santo» (Prefacio IX dominical T.O.). Muchas gracias por todo, Sr. Cardenal».

Gaudium Press / José Alberto Rugeles

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