sábado, 23 de noviembre de 2024
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No somos sino "pecadores perdonados" que necesitan de Dios: Predicador de Ejercicios espirituales del Papa

Arricia – Italia (Jueves, 13-03-20114, Gaudium Press) Los ejercicios espirituales de los cuales participan el Santo Padre y miembros de la Curia Romana, continuan en la Casa del Divino Maestro, en Arricia, alrededores de Roma.

El predicador, Padre Angelo De Donatis, en su alocución realizada el martes, al retomar el tema de la relación entre las obras del ser humano y la gracia de Dios, dijo que la persona humana es como una granada, en el seno de la cual están juntas muchas pequeñas semillas carnosas, tantos cuantos son los elementos de la creación. Dios las pone juntas en una amalgama, sobre la cual difundió después el soplo de la vida.

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Regreso del Hijo pródigo- Vitral en Roxbury, EE.UU.

Con esta imagen del fruto maduro y compacto, el predicador quiso transmitir la idea de la belleza de la criatura humana, una belleza que, sin embargo, está destinada a deshacerse, si se impide artificiosamente al soplo de Dios de penetrar en profundidad en nuestro ser.

Sucede, entonces, que cada una de aquellas pequeñas semillas, llevada por la voluntad de auto-afirmación, busca expandirse en una confrontación despótica con las otras, hasta provocar la explosión y, por tanto, la desintegración del fruto. Una metáfora usada por el Padre Donatis para explicar el efecto del mal que se apodera de la persona humana.

Refiriéndose al duelo entre Jesús y Satanás, narrado en el Evangelio de San Marcos, dijo que Jesús alejó al demonio y liberó al hombre a fin de que él pudiese llegar al amor misericordioso de Dios.

Pero para llegar a este amor -advirtió el predicador- precisamos de la ayuda del Espíritu Santo. Sin él esta sería una empresa imposible.
No son nuestras obras que nos llevan a Dios, sino el amor en Cristo. Debemos reconocer que somos simplemente «pecadores perdonados», salvados por la gracia de Dios.

Es preciso, por tanto liberarnos de la tentación de tener siempre que hacer algo, olvidando que fuimos salvados gratuitamente. Hoy -prosigue el predicador- es muy difusa esta sed de apariencia mediante nuestras obras. Entretanto la «verdadera buena obra» es Cristo.

Una buena parte de la pastoral -subrayó- está hoy centrada «en un esfuerzo por el hacer, cuando en realidad debería ser fruto del Espíritu. Estamos demasiado habituados a hacer proyectos y a pedir al Señor que haga que la misión no corra mal. Es indispensable cambiar esta perspectiva».

Debemos, dijo el Padre De Donatis, poner la semilla, regar, y por último vendrá el grano. De esta forma, los frutos de la fe nacerán realmente del encuentro con Dios, concluyó. (JSG)

De la Redacción con informaciones Radio Vaticana.

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