Oviedo (Viernes, 14-03-2014, Gaudium Press) Como antesala al ‘Día del Seminario’ que la Iglesia en España celebrará del 16 al 19 de marzo con el tema «La alegría de anunciar el Evangelio», la Capilla Mayor del Seminario Metropolitano de Oviedo acogió este jueves 13 una Vigilia de Adoración y Oración por las vocaciones sacerdotales.
La jornada, que ocurrió a partir de las 19:00 horas, es una iniciativa que promueve cada año la Adoración Nocturna Española Sección de Oviedo con la finalidad de pedir a Dios ‘envíe más obreros a su mies’. La vigilia se ha desarrollado en torno a las reflexiones de San Rafael de Arnaiz, monje español, quien es considerado uno de los más grandes místicos del siglo XX.
En torno a las meditaciones del santo español, se reflexionó lo siguiente:
«Uno de los consuelos de la vida monacal es estar oculto a las miradas del mundo, esto lo comprenderá quien guste meditar en la vida de Cristo. Para dedicarse a un arte, para profundizar en una ciencia, el espíritu necesita soledad y aislamiento, necesita recogimiento y silencio. Ahora bien, para el alma enamorada de Dios, para el alma que ya no ve más arte ni más ciencia que la vida de Jesús, para el alma que ha encontrado en la tierra el tesoro escondido, el silencio no le basta, ni su recogimiento en soledad, le es necesario ocultarse a todos, le es necesario ocultarse con Cristo, buscar un lugar en la tierra donde no lleguen las profanas miradas del mundo y allí estarse a solas con su Dios».
Vocaciones, testimonio de la verdad
La Vigilia ha tenido lugar también como preámbulo a la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones que la Iglesia celebrará el próximo 11 de mayo, IV Domingo de Pascua y día del Buen Pastor, que este 2014 lleva como tema «Vocaciones, testimonio de la verdad».
San Rafael de Arnaiz. |
El evento es ocasión no sólo para orar por las vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa, sino también para meditar sobre la propia vocación, tal como expone el Santo Padre Francisco en su mensaje para la jornada: «También hoy Jesús vive y camina en nuestras realidades de la vida ordinaria para acercarse a todos, comenzando por los últimos, y curarnos de nuestros males y enfermedades. Me dirijo ahora a aquellos que están bien dispuestos a ponerse a la escucha de la voz de Cristo que resuena en la Iglesia, para comprender cuál es la propia vocación. Os invito a escuchar y seguir a Jesús, a dejaros transformar interiormente por sus palabras que ‘son espíritu y vida’ (Jn6, 63)».
Con información de SIC.
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