Ciudad del Vaticano (Jueves, 20-03-2014, Gaudium Press) La grave crisis social que desembocó en el cambio de gobierno en Ucrania y a una situación de inestabilidad diplomática en la región afecta directamente a la minoritaria Iglesia greco-católica ucraniana, que debe afrontar nuevos desafíos. Este se presume que fue el tema central de una discreta audiencia privada concedida por el Papa Francisco a Mons. Sviatoslav Shevchuk, Arzobispo Mayor de Kiev y Primado de la Iglesia greco-católica ucraniana, el pasado 17 de marzo.La reunión se llevó a cabo a puerta cerrada y el prelado ucraniano no realizó declaraciones a la prensa sobre el encuentro.
El Papa Francisco ha expresado en varias oportunidades su preocupación por la armonía social de crania y ha pedido oración por la paz en la región. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press. |
Restricciones a la libertad religiosa
El fin de semana anterior a la audiencia, tres sacerdotes greco-católicos fueron retenidos por simpatizantes de la presencia rusa en el territorio y liberados el día 16 de marzo, mientras que otros presbíteros han sido amenazados y presionados para que dejen sus comunidades y viajen a Ucrania continental, fuera de la península de Crimea, recientemente anexada a Rusia.
Uno de los sacerdotes secuestrados tuvo que viajar efectivamente a Ucrania, mientras que los dos restantes permanecen en lugares seguros no revelados públicamente por su seguridad. «Nuestros sacerdotes y Obispos han sido muy cercanos a la gente», comentó a este respecto el Eparca greco-católico ucraniano de París, Mons. Borys Gudziak, a Radio Vaticano. «Hemos sido inspirados por el ejemplo de Nuestro Señor, quien recorrió una gran distancia desde la unión con el Padre hasta encarnarse y estar en nuestra realidad». Por este motivo los sacerdotes se han mantenido junto a su pueblo, a pesar de la crisis y las amenazas.
Mons. Sviatoslav Shevchuk, Arzobispo Mayor de Kiev y Primado de la Iglesia greco-católica ucraniana. Foto: Parroquia de Santa María en Vancouver, Canadá. |
Mons. Gudziak condenó la retención de los tres sacerdotes acontecida hace menos de una semana. «Cada secuestro es un evento terrible para todos los implicados, es una crasa violación a los derechos humanos y la dignidad humana concedida por Dios», declaró el prelado.
Futuro incierto de los católicos en Crimea
El futuro de la Iglesia greco-católica ucraniana en Crimea es incierto tras su anexión a Rusia. «Nuestra Iglesia no tiene estatus legal en la Federación Rusa, así que no hay certeza sobre las leyes se aplicarán», explicó el sacerdote Mykhailo Milchakovskyi al informativo canadiense The Catholic Register. «Tememos que nuestras iglesias sean confiscadas y nuestro clero sea arrestado».
El P. Milchakovskyi afirmó que muchos fieles dejaron de asistir a la Iglesia por temor a ser señalados como contrarios a la intervención rusa y que la Iglesia regrese a la práctica clandestina de la fe, como ocurrió bajo el régimen soviético desde 1946 a 1989. En aquellos años el estado confiscó todas las propiedades de la Iglesia y prohibió por completo su actividad.
Con información de The Catholic Register y National Catholic Register.
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