Menú 
Brasilia (Jueves, 21-03-2014, Gaudium Press) Más de 3 mil fieles peregrinos participaron de las celebraciones de este último domingo 16, en homenaje a los 14 años de inauguración del Santuario de la Madre y Reina Tres veces Admirable de Schoenstatt en Brasilia.
Iniciando con la Bendición del Santísimo Sacramento, la celebración siguió con una palestra administrada por el Padre Adilson Antônio Costa, Capellán del Santuario, proporcionando una dinámica con los presentes.
El sacerdote aprovechó el momento para exhortar a los peregrinos usando las palabras proferidas del Papa en su Exhortación Apostólica «Evangelii Gaudium» (La Alegría del Evangelio), afirmando que «todos los cristianos bautizados son misioneros y un misionero no puede jamás perder el entusiasmo, la alegría, la esperanza», pues se debe encontrar insertado en la comunidad, siempre en contacto con el Evangelio del Señor y mantener vivo dentro de sí el amor fraterno.
«Somos una misión en esta tierra. En la Alianza de Amor con la Madre, estar en Alianza también con el hermano», dijo el Padre Adilson.
Después de la palestra, los peregrinos se confesaron con los sacerdotes que estaban presentes en el evento, entre ellos el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Militar de Brasil, Mons. José Francisco.
El grupo local del Rosario de los Hombres auxiliaron el encuentro, recitando los misterios del Santo Rosario.
Al final de las celebraciones, hubo la Santa Misa presidida por el Obispo Auxiliar de Brasilia, Mons. José Aparecido, que inició su homilía resaltando el 14 Aniversario del Santuario Tabor de la Esperanza, en el año Centenario de la Alianza.
Al comentar el Evangelio, que narra el momento de la Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo en el Monte Tabor, Mons. Aparecido afirmó que «nosotros disponemos de una única morada», que es el propio Cristo, «Palabra de Dios».
«La Transfiguración no es la transformación de Jesús, sino, la revelación de su divinidad, de su luz. Él es la luz de la luz, luz que ilumina nuestras tinieblas, ilumina nuestros dolores y da sentido a cada una de ellas», completó.
El prelado no dejó de resaltar la presencia viva de Jesús en la Cuaresma, pues, según él, ese tiempo no está hecho de tristeza, sino de la alegría de quien se entrega al Señor a través de pequeñas obras y penitencia.
«Con la Iglesia, hoy suplicamos al Padre copiosas bendiciones celestes para la Familia de Schoenstatt y los peregrinos que buscan en el silencio de María la profunda vida en el Espíritu y en el corazón de la Iglesia», concluyó Mons. Aparecido. (LMI)
De la redacción Gaudium Press, con informaciones de la Arquidiócesis de Brasilia.
Deje su Comentario