viernes, 22 de noviembre de 2024
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"La Iglesia vive para reflejar la persona de Jesucristo": Cardenal Salazar durante la Clausura del Año Jubilar de la Arquidiócesis de Bogotá

Bogotá (Martes, 25-03-2014, Gaudium Press) Un llamado a ser «luz del mundo y sal de la tierra» es el que hizo el Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, Cardenal Rubén Salazar Gómez, durante la celebración Eucarística que presidió este lunes 24 de marzo con ocasión de la Clausura del Año Jubilar por los 450 años de la Arquidiócesis de Bogotá. Conmemoración que ocurrió en la Plaza de Bolívar frente a la Catedral Primada de Colombia.

En su homilía, el purpurado recordó el texto del profeta Isaías -leído durante la Liturgia de la Palabra-, que dice: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido, me ha enviado a anunciar la Buena Noticia a los pobres», señalando que esas palabras son el anuncio de la Buena Noticia: «el anuncio de que Dios es un Dios misericordioso, un Dios cercano, muy lleno de ternura y de amor para con todas y cada una de sus creaturas. El anuncio de que esa misericordia y esa ternura llegan a plenitud por medio de su Hijo Jesucristo», aquel anuncio «que ha resonado en estas tierras ininterrumpidamente desde los primeros momentos en los que llegó el Evangelio a nuestra tierra, que hoy, hace 450 años, empezó a resonar de una manera nueva en el seno de la Arquidiócesis de Bogotá».

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Miles de bogotanos participaron de la celebración Eucarística por los 450 años de la Arquidiócesis de Bogotá.

Sobre ello, el Cardenal preguntó «¿Qué significa ésta realidad?», cuestión que inmediatamente respondió: «significa que por medio de la predicación de la Iglesia, que por medio del testimonio de los fieles cristianos, ese Evangelio de salvación se ha hecho realidad. De tal manera que, a lo largo de todo este tiempo millones de personas han escuchado esa alegre noticia, la han acogido en su corazón por la fe y, por lo tanto, han hecho de su vida una vida plena, una vida de comunión profunda con Dios y de comunión profunda con sus hermanos».

Señaló que es precisamente esa la misión de la Iglesia: «La Iglesia existe para evangelizar, la Iglesia existe para proclamar el mensaje del Evangelio de la Salvación, la Iglesia existe para proclamar que Dios es amor, que Dios es ternura, que Dios es misericordia, que Dios salva, que Dios se compadece, que Dios nos arranca de las tinieblas del pecado y de la muerte para llevarnos a la luz plena de la vida en Dios, de la vida de amor a Él y a los hermanos».

«Por eso -continuó el Cardenal Salazar- la Iglesia existe a lo largo de los siglos: una, santa, católica, apostólica. La Iglesia es siempre la misma, porque está animada por la presencia del Espíritu de Dios, porque es el pueblo el que escucha la Palabra, que hace viva la Palabra, que responde a la Palabra con la adhesión plena a la persona de Jesucristo, que abre su corazón a la acción santificadora del Espíritu».

En este sentido, el purpurado recordó que la Iglesia tiene una gran tarea, que es la misma de Jesucristo: «La Iglesia vive para reflejar la persona de Jesucristo, para hacer posible que los seres humanos descubran esa presencia de Jesucristo, y por lo tanto, que los seres humanos, al escuchar la Palabra de Dios, puedan darle al Señor la adhesión de la fe, y puedan entrar a formar parte de ese mismo cuerpo en el cual se vive intensamente la Palabra, en la cual se comulga con los Sacramentos -especialmente la Eucaristía y el Sacramento del Perdón-, en la cual todos estamos estrecha, íntima, intrínsecamente unidos a los otros».

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Cardenal Salazar minutos antes de la celebración Eucarística / Foto: Arquidiócesis de Bogotá.

Un llamado a reafirmar la realidad de ser Iglesia

Es por ello -como prosiguió el Cardenal- que al conmemorar los 450 años de la Arquidiócesis de Bogotá los fieles capitalinos están llamados a refirmar el compromiso de vivir íntimamente la realidad de ser Iglesia.
«Por lo tanto, renovamos nuestra adhesión a Nuestro Señor Jesucristo como nuestro Salvador, renovamos la comunión que existe entre nosotros, y nos comprometemos a ser sal de la tierra y luz del mundo. Es decir, nos comprometemos a que con el testimonio de nuestra vida seamos portadores de fraternidad, de solidaridad, seamos aquellos que luchamos todos los días por la justicia, por todo aquello que enaltece y que exalta la dignidad humana y que permite que la humanidad pueda vivir en paz, esa paz que es el fruto del amor que Dios infunde en nuestros corazones por medio de su Espíritu», agregó.

Fieles capitalinos: discípulos y misioneros

Al culminar la celebración Eucarística el Cardenal Salazar envío a los fieles para que sean discípulos y misioneros, siembren y hagan fecundar la semilla del Evangelio en la sociedad, tal como invita el Plan de Evangelización «Plan E» de la Arquidiócesis de Bogotá.

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Los fieles capitalinos fueron enviados a ser discípulos y misioneros en la sociedad.

«El Señor ahora dirige su mirada bondadosa sobre esta su Iglesia Arquidiocesana y sobre quienes te sirven con sincero corazón y envía a todos y cada uno de los bautizados de esta Iglesia que peregrina en la ciudad de Bogotá, para que como mensajeros de salvación y de paz lleven el amor y la misericordia a todos los seres humanos. El Señor, con el poder de su brazo guía sus pasos, fortalece con la fuerza de su Gracia a todos y cada uno, para que el cansancio no los venza. Ellos, respondiendo al Espíritu que el Señor mismo nos inspira en el mismo Plan de Evangelización, promueve una comunidad eclesial fuertemente anclada en la adhesión a Jesucristo, más viva, más dinámica, más comprometida como sal y como luz en el mundo en el cual vive: en el hogar, en el trabajo, en los barrios y en las calles, en las aulas y en las instituciones, en el campo y en las periferias. Que sus palabras y la ayuda del Señor sean eco de las palabras de Cristo, para que sus oyentes presten oído al Evangelio. Dígnate Padre infundir en sus corazones el Espíritu Santo, para que ellos, todos para todos, atraigan a muchos hacia ti, que te alaben sin cesar en la Santa Iglesia. Por Jesucristo Nuestro Señor», pronunció el Arzobispo de Bogotá.

Gaudium Press / Sonia Trujillo

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