Cornélio Procópio (Martes, 25-03-2014, Gaudium Press) Mons. Getúlio Teixeira Guimarães, obispo de la diócesis de Cornélio Procópio, en el Estado de Paraná, Brasil, en su más reciente artículo invita a los lectores a reflexionar sobre el significado de la caminata cuaresmal, que realizamos a invitación de la Iglesia y con las gracias derramadas por el Espíritu Santo. El obispo convoca a una participación más intensa en la vida de la comunidad cristiana, para así caminar rumbo a la gran fiesta de la Pascua.
De acuerdo con el prelado, eso solo será posible y eficaz si nuestros pensamientos y acciones fueren iluminados por la luz verdadera, Jesucristo, nuestro Salvador. Él explica que el pueblo de Dios es peregrino, pues no tenemos morada definitiva en este mundo. «No tenemos aquí ciudad permanente, sino que vamos en busca de la futura». (Hb.13, 14). Para Mons. Getúlio, Jesús está hoy con su comunidad, como estuvo con los discípulos de Emaús, explicándonos las cosas de Dios y solicitándonos la práctica de la fraternidad en el trascurso del recorrido cuaresmal.
El obispo afirma que la comunidad de Jesús cuenta siempre con Él vivo y activo junto a los suyos, animando la fe y amor de todos y, en los caminos de la fe, que una vez más recorremos en esta cuaresma, mucho está para ser hecho y nada es sin solución. Según él, es verdad también que no hay una solución segura y automática para que el cristiano pueda enfrentar los desafíos en su peregrinar en esta vida.
«Hay, sí, una respuesta de esperanza y de amor, suscitada e iluminada por Dios en la vida de todos nosotros. No conocemos el futuro ni el mañana y menos todavía sabemos medir nuestras fuerzas, pero conocemos a Aquel en cuyas manos está nuestro destino. Refuerzo a todas las personas de buena voluntad algunas actitudes que juzgo básicas de una comunidad cristiana que desea llegar preparada y santificada para celebrar con alegría el misterio del Resucitado», evalúa.
Conforme Mons. Getúlio, el tiempo cuaresmal debe ser marcado por una participación más intensa en la fe de todos los fieles. Él resalta que la riqueza de una comunidad está en su crecer en la vivencia de la fe, porque sin este don del Espíritu Santo los cristianos no podrán jamás sentirse ligados a Cristo y a sus hermanos. El prelado agrega que sin la virtud de la fe, las oraciones, la escucha de la Palabra de Dios, el ayuno y la penitencia no tendrán sentido y nunca será una señal de pertenencia de seguimiento a Cristo y a su Iglesia.
Por último, el obispo enfatiza que el itinerario cuaresmal solicita de todos los cristianos la participación en los ejercicios cuaresmales propuestos por la celebración litúrgica y por la Palabra proclamada, como: la oración, el ayuno, la penitencia y la conversión. Para él, todo esto debe ser enriquecido con la participación y la recepción de los sacramentos, renovando la espiritualidad con nuevas experiencias ofrecidas por nuestras comunidades.
«Estemos siempre atentos a lo que nos dijo Benedicto XVI, cuando recordó a todos los cristianos del mundo entero: ‘Cuaresma es un tiempo de penitencia, de obras de caridad y de conversión. Un tiempo de vigor espiritual a ser vivido con Jesús, no con orgullo o presunción, sino usando las armas de la fe, que son la oración, el oír la Palabra de Dios y la penitencia’ «, concluye. (FB)
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