Redacción (Viernes, 28-04-2014, Gaudium Press) María Santísima, Madre nuestra por excelencia y gran Medianera de todas gracias, presenta a su Divino Hijo todas nuestras necesidades. En efecto, Ella es el camino más seguro para alcanzar todo aquello que precisamos.
Entretanto, poco se habla del poder de mediación de San José. Si analizamos su vida aquí en la Tierra, siendo padre adoptivo de Nuestro Señor Jesucristo, comprenderemos mejor su papel junto a cada uno de nosotros.
San José con el Niño Dios Museo del Arzobispado de Cuzco, Perú |
¡El Padre Eterno confió su amado Hijo a sus manos, este Tesoro, el mayor que hubo y habrá en la Historia del universo! Y tales manos solo podían ser las de un hombre de gran prudencia y de elevado afecto. Pensemos también en los labios que innúmeras veces dieron consejos a Aquel que es la Sabiduría Encarnada, en los brazos que cargaron al Niño-Dios, en fin, un hombre que mereció ser llamado, por su propio Creador de «Padre».
Descendiendo de la más sublime dinastía que ya hubo en el mundo, esto es, la de David, quiso la Providencia ennoblecer la clase obrera, haciendo que el padre adoptivo de Jesús fuese también trabajador manual. Infelizmente, muchas veces las personas poseen de San José una visión parcial, viéndolo apenas como el «carpintero».
¿Si este justo varón intercede por cada uno de nosotros, Nuestro Señor no atenderá este noble patriarca con toda la benevolencia?
Recientemente, el papa Francisco autorizó la inclusión del nombre de San José en el texto del ordo de la Misa. Él es invocado luego después de la referencia que se hace de la Virgen María.
¿En estos tiempos de catástrofes, confusiones y guerras, estará Dios invitándonos a conocer más profundamente a este admirable santo, aumentar nuestra devoción a él y, así beneficiarnos de su poderosa intercesión?
Por la Hna. Mónica María Barraza, EP
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