Santiago (Lunes, 07-04-2014, Gaudium Press) Pese al frío matutino y las diversas dificultades viales que generó el Maratón de Santiago; amigos, colaboradores y fieles cercanos a los Heraldos del Evangelio llegaron con entusiasmo hasta la capilla de la Casa Central de la Universidad Católica para participar de la segunda versión del «Día con María», el domingo 06 de abril.
La jornada se inició con el rezo del Santo Rosario en compañía de Jesucristo Sacramentado. Especial solemnidad revistió la procesión del Santísimo por claustro de la Casa de Estudios que fue acompañada por los feligreses con la oración de los últimos dos misterios gloriosos.
Tras la adoración, los participantes asistieron a la primera charla del retiro que estuvo a cargo del padre Pablo Beorlegui E.P., y que trató sobre la importancia del sacramento de la confesión y los presupuestos necesarios para su eficacia. En su intervención, el presbítero destacó que la confesión «es un sacramento que cura y cicatriza las heridas por parte de Dios».
En este sentido, el sacerdote dio algunos consejos espirituales para realizar un buen examen de conciencia previo al sacramento, exhortando a los presentes a «mirarse de frente, con sinceridad, reconociendo la propia culpa y no atribuyéndosela a otros». Junto al examen de conciencia, el padre Pablo se refirió también al dolor y arrepentimiento, al propósito de enmienda, la confesión de los pecados y el cumplimiento de la penitencia.
La segunda charla de la mañana, estuvo a cargo del diácono Ricardo Hucke E.P., quien trató el tema «La contrición perfecta: la llave de oro para entrar al cielo». Analizando los elementos de la contrición, el religioso expresó que «es un dolor interno, nuestra alma debe estar acongojada por nuestros pecados, pero también debe existir una voluntad de superación, de convertirse a Dios».
Así -continuó el diácono Ricardo- este arrepentimiento está centrado en Dios, del amor a Él nace la contrición por haberlo ofendido, por haber faltado a su Palabra. Finalmente, aconsejó a los presentes sobre la conveniencia de realizar todas las noches un examen de conciencia y un acto de contrición.
La jornada de oración culminó con la celebración de la Santa Misa, que fue presidida por el padre Ricardo del Campo E.P., y que contó con la excelsa presencia del coro de los Heraldos del Evangelio. En su homilía, el celebrante expresó a los fieles que la Cuaresma es un tiempo de conversión y renovación de la fe.
El relato evangélico, agregó, nos muestra que Cristo pone en reiteradas ocasiones a prueba la fe de aquellos que lo acompañaron a la tumba de Lázaro y que desconfiaban de la acción de Dios. De esta misma manera «el desarrollo y la profundidad de nuestra fe también está marcado por pruebas que Dios nos va colocando en nuestra vida», dijo.
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