Bangui (Miércoles, 09-04-2014, Gaudium Press) Las continuas advertencias de la Iglesia sobre el agravamiento de la violencia y la progresiva erosión de las autoridades civiles en República Centroafricana han probado ser acertadas. Los ataques de los rebeldes Seleka y las oleadas de violencia de milicias anti-Balaka han superado la capacidad de reacción de las autoridades y han dejado la población sin protección ni presencia estatal en muchas regiones. En esos lugares, «el estado ya no existe. La única institución que funciona es la Iglesia Católica», describió con preocupación el Arzobispo de Douala, y Presidente de la Conferencia Episcopal de Camerún, Mons. Samuel Kleda.
Refugiados acampan junto a la Catedral de Bossangoa, República Centroafricana, en noviembre de 2013. Foto: Matthieu Alexandre / Cáritas Internationalis. |
Ante la ausencia del estado, la Iglesia se ha esforzado en atender las necesidades de la población civil, cada vez más apremiantes, comentó el prelado al informativo eclesiástico de Camerún, L’Effort Camerounais: «De hecho, los desplazados están viviendo en las parroquias católicas». El Arzobispo visitó República Centroafricana para conocer de primera mano la realidad del país y llevar aportes de la Iglesia en Camerún. El objetivo de esta iniciativa era «mostrar la solidaridad a los hermanos de la República Centroafricana, haciéndoles sentir que no están abandonados».
Según informó la agencia Fides, Mons. Kleda se reunió en República Centroafricana con el Arzobispo de Bangui, Mons. Dieudonné Nzapalainga, quien es Presidente de la Conferencia Episcopal Centroafricana. El prelado aclaró tras el encuentro que el conflicto no es religioso (ver noticia anterior), «sino que se está ante una guerra de depredación, conducida primero por los rebeldes Seleka y ahora de las milicias anti- balaka». La interpretación debe ser hecha con cautela, afirmó, ya que «es muy peligroso hablar de guerra confesional en Centro-áfrica».
Sobre el primer grupo, los Seleka, el Arzobispo afirmó que «no creo que sean musulmanes devotos», mientras que del segundo el prelado descartó que se trate de grupos con motivaciones religiosas ya que entre sus miembros se encuentran expresiones no cristianas: «usan amuletos para protegerse de las balas». En el país no se registran problemáticas propias de los conflictos religiosos como lo serían las conversiones forzadas u otro tipo de expresiones de este tipo. «Decir simplemente que en Centro-áfrica hay un grupo de cristianos en lucha contra un grupo de musulmanes es muy peligroso y puede ayudar a dividir al país e incluso a crear problemas en la región», declaró Mons. Kleda.
Con información de Agencia Fides.
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