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Lima (Martes, 15-04-2014, Gaudium Press) «Hay épocas en las que la Pasión se vivía con mucho recogimiento, con mucho respeto, Tradicionalmente eran épocas en las que la sociedad en el mundo entero contemplaba como en señal de dolor ese luto, ‘a muerto el Hijo de Dios’, ‘ha muerto por mí’, ‘ha muerto alguien de la familia’. Y guardaban silencio, se veía el dolor y el respeto. En los tiempos actuales está la soberbia de mucha gente que dice: ‘A mí qué me importa, no es mi Dios’ (…) Tanta gente ni se entera. Son tiempos en que la dureza del corazón está siendo atacada por esa soberbia», señaló el Cardenal Juan Luis Cipriani, Arzobispo de Lima, durante la homilía que pronunció el pasado 13 de abril en la Santa Misa del Domingo de Ramos, al recordar la lectura de la Pasión de Jesucristo con la que se marcó el comienzo de la Semana Santa.
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| La solemne celebración del Domingo de Ramos ha tenido lugar en la Basílica Catedral de Lima con la presencia de centenas de fieles / Foto: Arzobispado de Lima. |
Durante su sermón, el purpurado también reflexionó sobre la condición del pecado: «No queremos aceptar que somos pecadores. Y el que no acepta que es un pecador no acepta su dignidad, porque la gran dignidad, el gran derecho humano de la vida, es el gran derecho de ese Dios que se ha hecho hombre, levantando tu dignidad a la altura de Dios».
«Por eso -continuó el Cardenal Cipriani- te insisto mucho al empezar la Semana Santa, al reconocerte pecador reconoces al Salvador. Solo los pecadores tenemos ojo para descubrir el perdón. El que no siente su pecado, el que no reconoce que hace mal, no descubre a Jesús, le molesta la Pasión, le molesta la cruz».
En este sentido el Arzobispo señaló que en la lógica del amor de Cristo «para ganar hay que perder, para vivir hay que morir, para unir y amar hay que perdonar».
Pero -como prosiguió- «solos no podemos. Por eso decimos a nuestra Madre que está al lado de la cruz. Qué difícil, María, seguir a tu hijo, qué difícil entender que para amar hay que sufrir, enséñanos a nosotros, esta generación, a saber ser más humildes».
La solemne celebración del Domingo de Ramos ha tenido lugar en la Basílica Catedral de Lima con la presencia de centenas de fieles.
Con información del Arzobispado de Lima.
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